ZAMORA 1

ALAVÉS 2

Un punto en tres jornadas, imagen desesperanzadora, cinco puntos por debajo de la cuarta plaza, el desencanto cundiendo en la afición... El Alavés llegó a Zamora muy necesitado de una alegría. Y la consiguió. Un mes después, el equipo albiazul se reencontró con la victoria, en un encuentro que dominó con autoridad y que restaña su autoestima. No tanto su situación clasificatoria porque la 26ª jornada se saldó con pleno de triunfos para los primeros clasificados, con lo que el play-off sigue a distancia.

Pero algo es algo. Y ese algo fue un Alavés que salió desde el pitido inicial dispuesto a decidir cuanto antes el partido. No tardó en conseguirlo. A los seis minutos ya celebraba el primer gol, al coger Sendoa la espalda de la defensa local para batir a Sergio Sánchez de lanzamiento raso. A la media hora, el choque quedaba definitivamente encarrilado. Esta vez fue un rápido contragolpe, comandado por el flanco diestro por Casares, cuya asistencia fue rematada de forma inapelable por Gorka Azkorra en el área pequeña.

Pareció despertar el Zamora, poero sus contadísimas opciones llegaron a balón parado, sobre todo en dos libres directos lanzados por Nacho Matador, aunque en ninguno acertó Jona. Sí loñ hizo para cabecear un pase de Jairo, pero Rangel estuvo aún más fino en su estirada.

Búsqueda infructuosa

En la reanudación, lejos de encerrarse, el Alavés buscó la sentencia. Que pudo llegar en un córner por medio del recuperado Quintanilla o con un libre directo de Mesa que salió rozando el poste. O con cualquiera de las incursiones por banda derecha, donde Casares desbordaba casi siempre a la defensa castellana. Poco faltó para que Azkorra aprovechara una de sus asistencias, pero el remate del vizcaino en el primer palo se marchó fuera de milagro.

Con el paso de los minutos, a los gasteiztarras se les fue acabando la gasolina, ante un Zamora obligado a reaccionar. Llegaron las ocasiones locales -especialmente un remate sin tino de Jairo a puerta vacía- y también el gol, con una falta directa de Josete, lo que provocó algunos momentos de incertidumbre. Pero el Alavés supo enfriar el choque en la recta final, en la que el único disgusto tuvo forma de expulsión con la segunda amarilla de Luis Prieto.