BERASALUZE-ALBISU 22

LASA-PEÑAGARIKANO 18

Para bien y para mal, Jon Ander Albisu es, hoy por hoy, uno de los pocos zagueros que es capaz de desnivelar los partidos para uno u otro lado. Con esas dos «palas» de las que la pelota sale a semejante velocidad, el zaguero de Ataun es una especie de termómetro, más con un delantero como Pablo Berasaluze, que necesita tener pelota franca, y ayer todo el partido giró en torno al rendimiento del más joven sobre la cancha; mientras el frontis se le hacía pequeño, los azules mandaron en el marcador, pero una vez ajustó las medidas, todo fue rodado para los colorados, que tuvieron que remontar un 6-12 y un 12-16.

La de ayer era, más o menos, la última oportunidad de seguir con opciones para ambas parejas, con posibilidades más reales para los de Asegarce, que volvieron a conseguir una victoria con la que seguir en la pomada un mes después. Tras vencer -precisamente a Lasa-Zubieta- en Tolosa en la quinta jornada, Berasaluze VIII-Albisu sufrieron cuatro derrotas consecutivas que los han apartado de unas posiciones de cabeza en las que vuelven a meterse, tras la costosa victoria de ayer en el Astelena. Por contra, Lasa y Peñagarikano se despidieron ayer de poder entrar en semifinales.

A tacadas

Con un material quizá excesivo, con demasiada salida de frontis para un recinto como el eibartarra, el de ayer fue un partido jugado a tacadas, con Jon Ander Albisu como eje principal. Al igual que le sucedió la semana pasada, el ataundarra comenzó excesivamente fallón, acumulando demasiados errores en pelotas en las que ponerlas en el verde era suficiente.

Con Aritz Lasa fresco de golpe y abriendo huecos con su sotamano, aunque sin opciones de entrar de aire, enseguida se escaparon en el marcador gracias a los regalos de sus rivales (7-1).

Tras el gran papel del lunes en Tolosa, donde gozó de derecha como hacía tiempo no se le había visto, ayer era también una reválida para Kepa Peñagarikano, que se mostró mucho más terrenal. Y es que, especialmente en comparación con Albisu, el zaguero de Beizama demostró oficio, defensa y hasta cierta solvencia, al no regalar ninguna pelota en el comienzo del partido pero, al contrario que en el Beotibar, ayer adoleció de la falta de esa pegada con la que entre semana mantuvo a raya a David Merino.

Aunque tuvo opciones, su derecha no cogió la altura suficiente para someter a su par, incluso dejó bastante más pelota servida a Pablo Berasaluze, y el de Berriz no la desaprovechó. A medida que Albisu se fue centrando, Pablo Berasaluze fue echando mano de su repertorio rematador y el escenario del partido cambió por completo.

Los milimétricos remates del vizcaino, especialmente de saque-vuelta, sirvieron para que Albisu adquiriera la serenidad que echó en falta en la primera parte del partido. Una vez que el ataundarra se estabilizó, todo fue rodado para los colorados, que firmaron un parcial de 10-2 para cerrar la remontada.

Con el zaguero dominando e incluso llevando pelotas del rebote de botivolea con una facilidad pasmosa, Pablo volvió a gozar sobre la cancha como hacía tiempo no lograba, tiró de recursos rematadores y consiguieron volver a la pomada.