La Asamblea de Parados de Iruñerria hizo ayer una aportación interesante en la búsqueda de soluciones prácticas y alternativas reales frente a la crisis. Tras denunciar que pese al paro sigue subsistiendo el pluriempleo, o que tras los recortes en la función pública existen partidas millonarias asignadas a pagar las horas extras, propuso la prohibición por ley de estas y ofreció el dato de que aplicándola solo en el Servicio Navarro de Salud, Osasunbidea, se crearían 1.000 puestos de trabajo. Una medida concreta, con potencial de extensión, que los partidos políticos comprometidos con un cambio de sistema tendrían que analizar y hacer suya.

Frente a la apuesta que mediante los miniempleos a 400 euros prepara la patronal por una mano de obra barata y precaria, «de usar y tirar», incapaz de dinamizar el mercado de trabajo, la propuesta de la Asamblea de Parados tiene la virtud de adecuarse a una situación de recursos limitados, se puede hacer operativa a escala reducida y local, de manera eficiente y cooperativa. Si todos se implican en ello, fortalecerán a la comunidad y generarán riqueza. Frente a la lógica del sistema de acumulación infinita de capital y de ganancias sin un fin determinado, demuestra que más no es igual a mejor. Que la equidad en el reparto del trabajo es la clave para que todos puedan tenerlo.