La lista negra es un recurso de los ejecutivos de Hollywood para tener segundas oportunidades y no desperdiciar historias olvidadas en el cajón de los proyectos malditos. En ella se incluyen aquellos guiones que, por uno u otro motivo, no han sido elegidos por las productoras, pero que se considera que pueden tener posibilidades comerciales.

La Fox fue a la repesca y compró «Chronicle» a Max Landis, hijo del genial cineasta John Landis. A buen seguro que los responsables de la adquisición han sido ascendidos, en vista de la rentabilidad alcanzada en taquilla, teniendo en cuenta que el gasto apenas alcanzó los 15 millones de dólares.

«Chronicle» basa su impacto en el estilo de falso documental, que cada vez se aplica con más frecuencia al cine fantástico para dotarlo de una capacidad para asustar o impresionar real. En la primera parte, los tres jóvenes protagonistas juegan con sus recién estrenados superpoderes como si se tratara de la cosa más normal del mundo, recordando a las pruebas con cámara oculta de la televisiva «Jackass».

Sin embargo, la película da un inesperado giro dramático cuando estallan las tensiones dentro del trío, a causa de la imprudencia con la que uno de ellos empieza a manejar su fuerza sobrehumana.

Entonces el tema pasa a ser el de toma de responsabilidades por parte de la juventud, en una sociedad en la que llega a los puestos directivos gente sin apenas experiencia, y no siempre se encuentran preparados para administrar sueldos demasiado golosos.