En las elecciones parlamentarias que se celebran hoy en Irán 48 millones de iraníes están llamados a las urnas en un clima de tensión por la llamada al boicot de varios grupos reformistas y las denuncias de «falta de transparencia» de grupos de derechos humanos.

Autoridades y medios oficiales, que temen una fuerte abstención, lanzaron numerosos llamamientos a participar en estos comicios, los primeros desde la controvertida reelección del presidente, Mahmud Ahmadineyad, en 2009, que provocó una ola de protestas en el país, y considerados por algunos como un plebiscito sobre el mandatario, al que le resta un año para poner fin a su segundo y último mandato.

La participación en las legislativas oscila tradicionalmente entre el 50% y el 70%, y fue del 55,4% en las últimas elecciones en 2008, según cifras oficiales.

El portavoz del Consejo de Guardianes de la Revolución, Abas Ali Kadjodai, explicó ayer que podría haber una segunda vuelta en caso de que en algunas circunscripciones ningún candidato recabe el mínimo exigido de votos. 285 de los nuevos diputados serán musulmanes, la gran mayoría chií, y cinco escaños están reservados para las minorías religiosas cristiana (3), judía (1) y zoroástrica (1).

Pero la mayor polémica que rodea estas elecciones reside en la restricción a los líderes políticos y candidatos detenidos para presentarse a los comicios. El opositor Movimiento Verde tiene a sus líderes Mir Husein Musavi y Mehdi Karrubi en arresto domiciliario, por lo que ha llamado al boicot, mientras que otros grupos reformistas anunciaron que no presentarían candidatura porque «lo que se celebrará con el nombre de elec- ciones carece de las normas y criterios necesarios para que sean unos comicios libres y justos».

En total, de los 5.382 candidatos inscritos para esta cita electoral legislativa, 3.467 han recibido el visto bueno y podrán ser elegidos hoy en los 47.000 colegios electorales del país.

Ante la falta de candidatos reformistas, la batalla se centrará principalmente entre los partidarios del ayatolah Jamenei, unidos en los frentes «principalistas», que representan a los más radicales defensores de régimen islámico y hostiles a Occidente, y los seguidores del actual presidente Ahmadineyad, que ha perdido el favor de la cúpula conservadora que le aupó al poder por su alejamiento de Jamenei.

Según los analistas, las elecciones enfrentarán el «nacionalismo» de los seguidores de Ahmadineyad con el «islamismo» de los fieles del Líder Supremo.