Garazi MUGERTZA

La VI edición del Foro Mundial del Agua, que comenzó el lunes y finalizó ayeren la ciudad francesa de Marsella, ha reunido estos días más de 25.000 participantes de unos 180 países -entre ellos 140 delegaciones ministeriales- con el objetivo de buscar soluciones para una gestión eficaz del agua y el compromiso de todos los actores para la mejora de su acceso y saneamiento.

Pero, como suele ocurrir en esta clase de encuentros, los acuerdos alcanzados carecen de compromisos reales, no son vinculantes y están lejos de garantizar el derecho que corresponde a toda persona. En la anterior edición, celebrada en 2009 en Estambul, quedó patente la falta de consenso entre los países a la hora de lograr un compromiso que garantizara el acceso al agua como derecho fundamental del ser humano. Esta ocasión ha habido acuerdo, de que se ha desmarcado Bolivia por considerar que precisamente con este pacto el agua sigue sin ser un derecho humano básico.

Agua potable

El informe realizado por Unicef y la OMS, «Progreso sobre el agua potable y saneamiento 2012», que se presentó coincidiendo con el Foro Mundial del Agua, celebra que «el mundo ha cumplido la meta del Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM) sobre agua potable», es decir, reducir a la mitad el número de personas sin acceso al agua potable antes de la fecha limite de 2015, pero constata que las cifras que escapan de ese logro son aún alarmantes.

Así, aunque el 89% de la población mundial utiliza fuentes mejoradas de agua potable (ODM), todavía 783 millones de personas no tienen acceso a él y miles de millones no cuentan con servicios de saneamiento.

Saneamiento e higiene

El apartado más preocupante del informe hace referencia al saneamiento. Solo el 63% de los habitantes del planeta tiene acceso a un saneamiento mejorado, una cifra que, se prevé, solo conseguirá llegar al 67% para 2015, muy por debajo del objetivo marcado -75%-. En la actualidad, 2.500 millones de personas carecen de saneamiento adecuado.

Pero hay otro tema preocupante que afecta también a la población en su día a día: la higiene. Alrededor de 1.100 millones de personas, de los que la gran mayoría -949 millones- vive en zonas rurales, defecan al aire libre. Esta cuestión afecta también a regiones con altos niveles de acceso al agua mejorada, entre otros al 17% de la población rural de América Latina y el Caribe y al 9% del norte de África. Tampoco se libran los países con economías de rápido crecimieto como India -626 millones-, China -14 millones- y Brasil -7 millones-.

«El agua, el saneamiento y la higiene mejoradas son la clave para impulsar la salud y el desarrollo humano», subraya la directora General de la OMS, Margaret Chan, pues, según los datos recopilados en el informe, casi el 10% de todas las enfermedades existentes siguen vinculadas a la mala calidad del agua, del saneamiento y de la higiene.

África subsahariana

Los países que más sufren la escasez tanto de agua potable como de saneamiento adecuado pertenecen al África subsahariana. Solo el 61% de los habitantes de este área del continente negro tiene acceso a fuentes mejoradas de abastecimiento de agua y más del 40% de todas las personas en el mundo que carecen de acceso al agua potable viven allí.

En las zonas más rurales y países menos adelantados 97 de cada 100 personas no tiene acceso a agua entubada y el 14% bebe de pozos, lagos o ríos.

Medioambiente

Sin embargo, más alla de mejorar la accesibilidad al agua potable, la sanidad y la higiene, según la ONU, existe otro factor importante a tener en cuenta para poder dar pasos hacia la materialización real de este derecho: frenar el cambio climático y adecuarse a sus efectos.

Una de las claves para hacer frente al cambio climático es invertir en energía limpia, ámbito en el que la energía hidráulica y los biocarburantes son factores esenciales en los planes de desarrollo. En lo referente a sus efectos, nos damos de bruces con un fenómeno meteorológico importante, el aumento de las inundaciones, que afectan al agua de consumo.

Importantes retos que han sido olvidados en esta cita mundial que finaliza sin verdaderos compromisos por parte de los gobiernos.