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Gauck presidirá alemania tras superar una elección que es puro trámite

El pastor protestante y furibundo anticomunista Joachim Gauck será designado oficialmente hoy nuevo presidente de Alemania en una votación de la Asamblea Federal que será un puro trámite dado el amplio respaldo con el que cuenta de parte del Gobierno y de la mayoría de la oposición, salvo el Die Linke.

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Ingo NIEBEL | COLONIA

Hoy Alemania tendrá un nuevo presidente, Joachim Gauck, si no sucede algo absolutamente imprevisto que impida que este pastor protestante de 72 años sea elegido en la primera vuelta de la votación. Su rival para ser el cargo de máximo representante de la República Federal de Alemania, la «caza nazis» Beate Klarsfeld tiene pocas posibilidades de vencer a su contrincante. El resultado de la elección es tan previsible que incluso el expresidente alemán, Roman Herzog, ha decidino no molestarse siquiera en viajar a Berlín para presenciar la proclamación oficial del decimoprimer presidente desde 1949.

El que esta votación sea tan previsible tiene mucho que ver con el sistema político que, recordando los convulsos años que siguieron a la Primera Guerra Mundial en la denominada República de Weimar, estableció que el pueblo jamás volvería a elegir directamente al máximo representante del Estado alemán. En comparación con el «Reichspräsident» de entonces, su homólogo de de la actualidad ha perdido todas las competencias ejecutivas. Ni siquiera puede entregar el poder ejecutivo al canciller federal, solo puede proponer al Parlamento el candidato que deberá ser votado como futuro jefe de Gobierno.

Desde la fundación de la RFA en 1949, la elección indirecta corre al cargo de un gremio especial, la Asamblea Federal, que solo se reúne con este objetivo. La componen todos los diputados del Parlamento Federal, el Bundestag, y el mismo número de representantes que envían los 16 estados federales en proporción al número de sus habitantes.

Joachim Gauck tiene más que excelentes opciones para ser elegido en la primera vuelta con mayoría absoluta porque cuenta con el respaldo de los partidos de la coalición gubernamental que lidera la canciller Angela Merkel, su Unión Demócrata Cristiana (CDU), la Unión Social Cristiana (CSU) y el Partido Liberaldemocrático (FDP), por un lado, y con el apoyo de los dos partidos de oposición, el socialdemócrata (SPD) y los ecologistas Verdes, por otro. El partido socialista Die Linke espera que algún que otro parlamentario de esta alianza proGauck dé dar su voto a Klarsfeld.

En este contexto, el resultado de la votación sirve solamente para interpretar, con el tanteo, la situación tanto del bipartito de Angela Merkel como del Linke. La canciller se enfrenta a los siguientes comicios regionales con tres derrotas y con un socio, el FDP, que por hallarse al borde de la desaparición se ha convertido en un factor de valor incalculable. Merkel no quería a Gauck como candidato pero tuvo que ceder al chantaje de los liberales para no poner en peligro al Gobierno. El SPD y los Verdes pensaban que podían poner una zancadilla a la canciller, optando de nuevo por Gauck, al que la jefa de Gobierno había rechazado en 2010, cuando impuso a Christian Wulff para el cargo.

La mejor respuesta, Klarsfeld

Para el Linke es imposible darle el voto al pastor porque el exdirector del Archivo de la Stasi y beligerante anticomunista se ha convertido en su azote permanente. Por eso, calculó que el nombramiento de Beate Klarsfeld podría ser la mejor respuesta a esta provocación, ya que su candidata representa a una Alemania (de unos pocos) que en los años 60 del pasado siglo tuvo el valor de protestar por el «pacto de silencio» con el que la élite política de la época había sellado su implicación en la dictadura nazi. La «caza nazis» se dio a conocer en 1968 cuando asentó una sonora bofetada al entonces canciller, Georg Kiesinger, en pleno congreso de la CDU. Después de aquello, Klarsfeld se dedicó a perseguir a criminales de las SS como Klaus Barbie y Kurt Lischka, entre otros. Al final consiguió que un tribunal alemán condenara a este último y a otros dos oficiales de las SS por la deportación de los judíos franceses a los campos de exterminio nazis.

El Estado alemán ha ignorado hasta el día de hoy la labor de esta activista antinazi. Los medios de comunicación de la derecha, la misma que apoya a Joachim Gauck, ha arremetido contra Klarsfeld, recordando su colaboración con el Partido Socialista Unificado de Alemania, que gobernaba la socialista República Democrática Alemana (RDA). Desde los ámbitos de la izquierda, tanto el diario del Linke, el «Neues Deutschland», como el «Junge Welt» respondieron con amplios artículos en contra de Gauck. En ellos, varios testigos aseguran que el protestante anticomunista encontró la manera de convivir en la RDA cuando sus servicios secretos le concedieron una serie de favores, como fue el hecho de que le dejaran sacar del país a sus hijos y poder visitarlos -y viceversa- en la RFA. Además, dicen que Gauck buscó el contacto con la Stasi y que solo en 1989, cuando el sistema político de la RDA se estaba desintegrando, salió del armario haciendo labores de «defensor de derechos civiles». Hoy en día los medios de comunicación que ha impulsado la nueva candidatura de Gauck le llaman «profesor de la libertad» y «presidente de los corazones».

Al Linke le podría resultar cara su inclinación en favor de Klarsfeld si se diera el caso de que Israel atacara a la República Islámica de Irán. porque su candidata y su hijo son fervientes defensores del Estado sionista.

Igual de previsible que su elección es el hecho de que Alemania dará un salto cualitativo hacia la derecha si Gauck no cambia su retórica nacionalista, antiislamista y anticomunista.

Lo único imprevisible es la presencia de su antecesor en el cargo en Berlín. Wulff dimitió hace un mes cuando la Fiscalía pidió que el Parlamento levantara su inmunidad por varios supuestos delitos de cohecho. Hace unos días el expresidente se retiró a un monasterio.

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