En lo que va de temporada, el Gescrap Bizkaia Bilbao Basket se ha mostrado más fiable cuando ha caminado sobre el alambre que cuando no ha notado la presión. Aunque todavía haya margen de error de cara a la clasificación para los play offs, los hombres de negro se jugaban bastante en su visita a la cancha del Estudiantes, y es que gracias a ganar, han dormido entre los ocho mejores de la ACB.

Pero entre que los del Ramiro también se juegan lo suyo -en su caso, evitar el descenso- y los de Katsikaris no jugaron su mejor partido, Bilbao Basket tuvo que realizar un gran esfuerzo para derrotar a un Estudiantes que puso serias dificultades al cuadro vizcaino. Los 20 rebotes ofensivos que capturaron los de Trifón Poch, aparte de los 37 puntos que sumaron Chris Lofton y Germán Gabriel y las 16 pérdidas de balón fueron un lastre que Bilbao Basket pudo arrostrar, sobre todo a partir del tercer período. De hecho, en el último cuarto lo tuvo todo a su favor, cuando se adelantó 55-63, para vivir un final de partido tranquilo. Pero el arreón final de Lofton, Gabriel, Clark y Deane dificultó mucho el trabajo, hasta el punto de que los segundos finales fueron un carrusel de tiros libres donde, gracias al temple de Vasileiadis -uno de los destacados de Bilbao Basket, junto con Roger Grimau y Marko Banic-, los de Katsikaris lograron amarrar la victoria.

Solventando un mal inicio

Costó que los hombres de negro se desperezaran. Un triple de Lofton y otro de Clark abrían el marcador con un 13-2 de inicio ante un Bilbao Basket que se encontraba algo adormecido. A pesar del regreso de D'Or Fischer tras un mes de baja, el rebote era propiedad estudiantil, sobre todo de Simmons y un Germán Gabriel que campó a sus anchas en el primer cuarto.

Pero la renta madrileña nunca fue excesiva, en parte porque Blums metió a sus compañeros en faena con un par de triples, en parte porque Estudiantes se dejó un buen puñado de tiros libres -4 de 11 al descanso, 14 de 26 al final- y también porque otro de los reaparecidos, Grimau, aportó la energía -y los puntos- que la primera unidad no terminaba de sacar.

Asimismo, tras el 26-18 del primer cuarto, Katsikaris hizo espabilar la defensa vizcaina. Fischer empezó a intimidar bajo los aros y la mejora atrás hizo que los porcentuales de tiro de los locales bajaran sensiblemente -también ayudó la ración extra de banquillo para Gabriel y Lofton, mientras jugadores como Driesen o De la Fuente erraban más de la cuenta-.

En ataque, con la efectividad de Marko Banic, y a base de visitar la línea de tiros libres, Bilbao Basket igualaba de a poco el marcador, llegando a irse por delante al descanso, 33-35, gracias a un parcial de 3-10, donde destacó un precioso alley oop de Alex Mumbrú para Fischer y un contragolpe de Raül López que acabó en fácil canasta de Banic tras una asistencia por la espalda del base de Vic.

La segunda mitad discurrió por parecidos derroteros. Mientras Gabriel y Lofton pululaban por la cancha, Estudiantes cobraba ventaja. Cuando estos, sobre todo el pívot andaluz, por culpa de las faltas, volvía al banquillo, Bilbao Basket debía concentrarse en cerrar su rebote defensivo para seguir campeando.

Los madrileños abrieron una leve brecha en el tercer cuarto: 52-46. Muy pocos se imaginaban entonces que los hombres de negro les iban a endosar otro parcial casi definitivo: 3-17, con Raül López de maestro de ceremonias y buenos minutos de Hervelle, dejando el luminoso en un 55-63 muy esperanzador.

La hora de Vasileiadis

Estudiantes no quería entregar el partido así como así, y pese a la retirada por lesión de Granger, Dean, Lofton y Clark, se las arreglaron para volver a meter a los del Ramiro en el choque.

Los últimos segundos fueron un carrusel inacabale de tiros libres, donde destacó sobremanera Kostas Vasileiadis. El alero heleno clavó los cuatro lanzamientos de los que dispuso, y además cazó dos rebotes esenciales, uno de ellos en ataque, y el segundo, tras el tiro lanzado a fallar por Lofton, para que el resultado final fuese favorable al conjunto bilbaino.

Después de caminar en el alambre, Bilbao Basket llegaba al otro lado de la orilla.