En este triple programa se puede contemplar una evolución tangible, un viaje histórico por parte del ballet más importante, uno de los más influyentes del siglo XX y que en nuestros tiempos mantiene unas señas de identidad que lo consagran como una importante referencia en el neo-clasicismo, una puerta de la libertad creadora desde una disciplina férrea. La propuesta hace el recorrido a la inversa y va desde hoy, a los orígenes. Y los orígenes, y la mejor forma de recordar una manera de concebir la danza, el espectáculo. Se tuvo noticia por primera vez en el Théàtre Royal de la Monnaie de Bruselas, en enero de 1961, cuando se estrenó la coreografía realizada por Maurice Béjart del famoso “Bolero” de Maurice Ravel. Esta pieza cierra el programa, es el broche, la que certifica la autenticidad de lo anterior. La mejor clase para entender una evolución, la oportunidad para asimilar que un trabajo pensado, creado hace cincuenta y dos años, es actual, moderno, contemporáneo, fantástico, un prodigio de ritmo, de visión escénica, de poder y fuerza.

El hoy, lleva ya con la firma de Gil Roman, el actual titular de la compañía, mano derecha durante años de Béjart, que en «Aria», estrenada en el 2008, logra convertir un concepto en un estilo, en una manera de narrar escénicamente, sin miedo a contaminaciones, sabiendo mezclar técnicas, lenguajes, consiguiendo unas coreografías que van de la suavidad de las puntas más ortodoxas, a las explosiones más bravas, más energéticas, con coloridos musicales, y una iluminación que nos va acompañando para contarnos el mito del Minotauro. Un gran trabajo de conjunto, una muestra de ballet contemporáneo de gran voltaje.

En medio encontramos una de esas piezas gloriosas, un paso a dos, que es un ejercicio de estilo, una consagración de la manera de entender la creación misma, firmada por Maurice Béjart en 1979, parte del «Mephisto Valse», una pieza de Franz Liszt, en el que la obsesión del diablo para hacer bailar a Margarita, es un canto escénico a la precisión, el aprendizaje, la creatividad.