La Real perdió la oportunidad de dar un salto hacia la primera mitad de la tabla tras perder un partido en el que fue superior en el juego, pero no tuvo en los últimos metros el acierto y la decisión necesaria para ganar. El empate era un resultado justo para lo que ofrecía el partido, pero una acción desafortunada en un autogol de Iñigo Martínez que debió ser anulado por juego peligroso de Güiza a Bravo condenó a la Real a su cuarta derrota consecutiva fuera de casa.

Fue un partido extraño desde su planteamiento porque Montanier comenzó con las rotaciones que anunció al introducir cuatro cambios de hombre y tres de posición, solo uno obligado, con respecto al equipo que ganó al Zaragoza. Estrada, Iñigo Martínez y Xabi Prieto fueron los únicos realistas que repitieron posición con respecto al once alineado siete días antes en Anoeta y eso no ayudó a aprovechar las muchas facilidades que dio el Getafe para obtener un resultado positivo.

De introducir rotaciones lo lógico era hacerlo el miércoles y el próximo sábado y dar continuidad al once que ganó fácil el último partido. A Montanier se le critica de manera injusta muchas veces, pero lo más criticable de su dirección es cuando olvida la máxima de que no se debe cambiar lo que funciona.

Pese a los cambios, la Real fue mejor, tuvo más ocasiones y más remates, pero no encontró la eficacia mostrada ante el Zaragoza y no es normal que un delantero que marca dos goles sea el último en salir el partido siguiente y para jugar con un 4-4-2, algo que solo ha funcionado en los minutos finales ante el Málaga. Se puede entender que vuelva Griezmann y se quede en el banquillo Agirretxe, pero que tal como estaba el partido y con las facilidades que daba el Getafe por el centro de la defensa el primer cambio no sea el del usurbildarra... Ifrán quiere jugar ahí, pero no domina los movimientos que debe tener un nueve en este sistema. Y además Vela volvió a ser el mejor de los tres jugadores adelantados y no era el cambio más adecuado.

Tampoco es lógico que Aranburu descanse ayer, lo normal era que lo hiciera el miércoles. Illarramendi tiene mejores condiciones y con el tiempo debería jugar ahí si Elustondo sigue al nivel de esta temporada, pero el azpeitiarra domina mejor ese puesto ahora y el mutrikuarra ha jugado mejor más retrasado.

Montanier se equivocó en el planteamiento y en los cambios, pero, a pesar de todo, la Real fue mejor ante un Getafe que ofreció una mala imagen y solo la falta de acierto y un cúmulo de circunstancias en el único gol del partido impidieron sacar algo positivo. El tanto no debió subir al marcador, pero con eso se hubiera acabado 0-0 y el de ayer era un partido para ganar.

Mejor en el primer tiempo

La superioridad de la Real sobre el Getafe fue mayor en el primer tiempo, en el que se mostró mucho más intensa y agresiva que su rival. Una actitud que se plasmó en la entrada que obligó a Markel a abandonar el campo con una fuerte contusión en el pie derecho a la espera de las pruebas que se le realicen.

El cambio no perjudicó a la Real porque Elustondo es ahora el mejor pivote defensivo a la altura de Illarramendi, que acusó la falta de hábito para jugar más adelantado para rematar un balón que se quedó muerto tras pelearlo bien Carlos Vela.

También fueron claras dos opciones de cabeza de Zurutuza y una con la derecha de Griezmann para traducir la superioridad realista, pero no las materializaron y los de Montanier se tuvieron que ir al descanso incluso contentos con el 0-0 porque Miku falló la ocasión más nítida del partido al rematar alto cuando estaba solo ante Bravo tras un gran pase de Barrada.

El Getafe comenzó mejor el segundo tiempo, con otro remate alto del delantero local tras un fallo defensivo realista, pero con el paso de los minutos los de Montanier volvieron a coger el mando del partido y a tener opciones, sobre todo dos de Vela. En ese momento fue sustituido el mexicano por Ifrán y ahí se acabó el peligro realista.

Parecía que Getafe y Real se conformaban con el empate hasta que llegó la jugada decisiva. Fue una pena y no debió subir al marcador, aunque Bravo también tenía que haber salido con más decisión y atrapar el balón. Pero lo cierto es que tampoco el punto era bueno tras ver el nivel que daba el Getafe. Estos partidos hay que aprovecharlos.

La derrota vuelve a forzar a la Real a ganar el miércoles al Levante en Anoeta para mantener lo más lejos posible el descenso, que si no se aprovechan oportunidades como la de ayer será a lo único a lo que se pueda aspirar esta temporada. A garantizar la salvación cuanto antes y acabar con tranquilidad. No es poco, pero este equipo tiene capacidad para hacerlo mejor aún.