Como el mal estudiante, a Osasuna se le vienen encima esos exámenes de última hora que algunas veces acaba aprobando. Y es que a los rojillos les cuesta mucho sentarse para aprender la lección mandada por el profesor y solo cuando ven que se avecina el suspenso comienzan a hincar los codos.

El ejercicio de La Romareda volvió a ser un magnífico ejemplo de esta trayectoria forjada, y nunca mejor dicho, a base de golpes deportivos. Los que encaja la escuadra de Mendilibar, que en su capacidad de reacción sigue teniendo uno de sus mejores activos.

No siempre será así, pero en lo que se lleva de curso el método le está dando un inmejorable rendimiento a los rojillos. Solo falta esperar que, a la vista de un posible sobresaliente, les dé por estudiar más para las pruebas finales.