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ENTREVISTA | Pau alabajos, cantautor valenciano

«Cantidad de agravios te queman por dentro y te empujan a escribir canciones»

El mes de febrero dejó en la retina de los valencianos imágenes que hacía años que no veían, con los estudiantes de secundaria plantando cara a los recortes y a la represión policial. Uno de los primeros en hablar de esta «primavera valenciana» fue el cantautor de Torrent Pau Alabajos, cuyas canciones han servido de banda sonora en las recientes movilizaciones y que en esta entrevista resalta la vigencia de la canción reivindicativa.

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Beñat ZALDUA | VALENCIA

Pregunta obligada: ¿Qué está pasando en el País Valencià?

Creo que se han juntado todos los factores que debían juntarse: los años del PP con los masivos casos de corrupción, los recortes en servicios públicos, sanidad, funcionariado, educación -que ya estaba muy recortada antes de la crisis-, la brutalidad policial que se excedió completamente contra los estudiantes del Instituto Lluis Vives... Otra de las cosas que creo que ha tocado la moral ha sido lo del accidente de metro. Me parece que no ha tenido mucha repercusión fuera, pero imagínate lo que significa negar durante años y años cualquier implicación de las autoridades y que ahora se sepa que manipularon el juicio. Todo junto ha soliviantado los ánimos y se ha mezclado con las ganas que tenía la gente de salir a la calle. Se encendió la pólvora y empezó a quemar.

¿Es una rabieta pasajera o es el indicio de que algo empieza a cambiar?

No creo que acabe aquí. Cuando yo hablaba de primavera valenciana, lo hacía porque preveía que las movilizaciones irán a medio-largo plazo y porque las condiciones así lo auguran. La Generalitat valenciana está en quiebra técnica; calculan que tiene hipotecados cuatro años y, sin embargo, mantienen barbaridades como la Fórmula 1. Hasta ahora no se había tocado el bolsillo de la gente y creo que ha sido ahora, cuando se han tocado servicios básicos, cuando se ha generado la reacción.

Habla de la violencia policial y las imágenes hablan por sí solas. También se han dado casos de agresiones policiales intimidatorias y se ha puesto de manifiesto la relación de algunos agentes con movimientos de la ultraderecha. ¿Qué pasa con la Policía en el País Valencià?

El tema de la ultraderecha y la connivencia con la Policía es espectacular desde hace tiempo. Por ejemplo, en mi pueblo, organizamos una contramanifestación para responder a una marcha que tenía como lema «Limpiemos Valencia, limpiemos Torrent» y llevaba en la pancarta la foto de una persona de color. Algo que cualquier delegación del Gobierno prohibiría en cualquier sitio, menos en Valencia. Y los vigilados éramos los de la contramanifestación. Como nadie les dice nada, se van creciendo, disfrutando de la impunidad de la que gozan.

Visto desde fuera, parece increíble cómo se ha podido llegar a tal punto de corrupción política y alienación social. ¿Cómo ha ocurrido?

Para empezar, el Partido Socialista lo hizo fatal en los años en que estuvo en la Generalitat. Por ejemplo, la manipulación periodística de Canal 9, de la que tanto se habla, comenzó con los socialistas, y en especial con los lermistas. Y luego está el clientelismo. El PP tiene más de 120.000 afiliados, mientras que los socialistas tienen 20.000; esas cifras ya te dicen mucho de por qué uno se afilia a un partido, porque de esta manera tendrás acceso a puestos públicos. También está todo el tema de los grandes acontecimientos; una manera berlusconiana de hacer política que seduce a una parte de la población vulnerable a este tipo de populismo.

Vamos con un poco de Països Catalans. En el Principat está creciendo este llamado independentismo sociológico, pero puede dar la impresión de que la referencia a todo el territorio nacional se está diluyendo. ¿Siente que se están olvidando de ustedes?

Creo que va por sectores, pero, en el tema cultural en el que yo me muevo, esos Països Catalans existen. No existe una frontera entre Ulldecona y Vinarós. Yo hago el mismo concierto en Barcelona, en la Seu d'Urgell o en Castelló. Nosotros tenemos mucha información de lo que pasa en el Principat, pero el trasvase inverso no es tan grande. Por ejemplo, «Enderock», una de las revistas catalanas de música de referencia, no ha dado cobertura nunca a los premios Ovidi Montllor, los premios musicales más prestigiosos que se dan en el País Valencià. La imagen de que los valencianos son todos unos fachas está muy extendida, y no es así. Evidentemente, eso existe, pero también existe otra parte que se lo curra muchísimo día a día y la prueba está, por ejemplo, en que, en el tema cultural, Obrint Pas, Feliu Ventura o Miquel Gil son primeras espadas de la cultura catalana, y vienen del País Valencià. Deberíamos mirarnos a los ojos y hacer un poco de autocrítica con eso. Hablar de Països Catalans también es mirar a los hermanos del sur.

Algunas canciones suyas como «Utòpics, idealistes, ingenus» se están convirtiendo en la banda sonora de la primavera valenciana. ¿Cuál es la vigencia de la canción reivindicativa?

Hay más motivos que nunca, al menos más que en los últimos años. Después del parón provocado por la Transición, entre comillas, en Valencia la izquierda defrauda a mucha gente, y entra la derecha, que hace una política de tierra quemada con todo lo que es la cultura valenciana; Ovidi Montllor desaparece del mapa y quedan estos cantautores que se habían hecho un nombre durante la Dictadura y la Transición, como Raimón o Paco Muñoz. Hasta los 90 no hay nada. A partir de ahí tenemos grupos como Obrint Pas y cantautores como Feliu Ventura, entre muchísimos otros. Es cuando se observan la cantidad de agravios acumulados que te queman por dentro y que son los que te empujan a escribir canciones.

¿Cómo se lo monta un cantautor para sobrevivir en el siglo XXI?

Tenemos una ventaja respecto a otro tipo de grupos; aunque te hagas acompañar por más gente, las canciones las escribes desde la intimidad de tu casa, con la guitarra y la voz, y con eso ya funcionan. Además, aunque a nosotros en el País Valencià la iniciativa pública no nos da ni media subvención, existe una «conselleria» de Cultura alternativa que son todos los Ateneus, Casas de Cultura de Ayuntamientos en manos progresistas, colectivos de base, asociaciones culturales, etc. que te dan cobertura para poder presentar tus canciones e ir vendiendo discos.

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