Con una gran ovación y aplausos fue acogida la elección ayer del anticomunista Joachim Gauck como nuevo presidente de la RFA par a los próximos cinco años con un amplia mayoría de votos en la Asamblea Federal. Como se esperaba, el pastor protestante no afiliado a partido alguno obtuvo 991 sufragios de los 1.232 miembros presentes de la Asamblea Federal, compuesta por la totalidad de los diputados del Bundestag, la Cámara Baja, y otros tantos representantes de los 16 estados federados.

La elección de Gauck, de 72 años, supone que la RFA contará por primera vez en su historia con dos dirigentes procedentes de la desaparecida RDA y de confesión evangélica, ya que comparte origen con la canciller federal, Angela Merkel.

El pastor protestante fue felicitado inmediatamente por su única rival relevante, la «cazanazis» Beate Klarsfeld, candidata presentada por Die Linke, que, pese a sus reconocidos méritos personales, carecía de antemano de posibilidad alguna y solo obtuvo 126 votos.

«¡Qué domingo mas bonito!», fueron las primeras palabras de Gauck en su primera intervención como presidente, en la que recordó que en esta misma fecha en 1990 participó en las primeras y únicas «elecciones libres de dictadores» en la extinta RDA tras la caída del Muro de Berlín, unos días antes de la reunificación de Alemania, el 3 de octubre de ese año.

«Con seguridad no cumpliré todas las expectativas, pero puedo prometer que asumo con todas mis fuerzas y todo mi corazón la responsabilidad que se me concede», dijo el nuevo máximo mandatario alemán, quien subrayó que desarrollará sus funciones pensando sobre todo «en el futuro de los niños» que heredarán el país.

Joachim Gauck sucede en el cargo, de contenido esencialmente simbólico y representativo, a Christian Wulff, que dimitió el pasado 17 de febrero tras varias semanas envuelto en un escándalo de corrupción y amiguismo.

Wulff sucedió a Horst Köhler, igualmente dimisionario en mayo de 2010, en su caso por unas declaraciones en las que justificó las misiones militares alemanas en el extranjero por los intereses económicos del país.

Rechazado en 2010

En aquella elección de 2010, Angela Merkel rechazó a Gauck como candidato a presidente porque era el rival, propuesto por los socialdemócratas del SPD y los Verdes, de su candidato Wuff. Casi dos años después, la canciller alemana cedió al chantaje de su socio minoritario, el Partido Liberal Demócrata (FDP), que impuso a Gauck cerrándose en banda a cualquier propuesta de la CDU de Merkel.

Sobre Gauck pesa ahora la responsabilidad de devolver a la Presidencia la autoridad moral perdida, tarea para la que los alemanes, según las encuestas, le consideran la persona adecuada.

Gauck tiene cierto aire «progresista» y de «defensor de los derechos humanos» por haber sido «disidente» en la antigua RDA y por convivir desde hace más de veinte años con su actual compañera, separado pero no divorciado de su esposa. Pero su prestigio se debe también a su labor, tras la caída del Muro de Berlín, como primer responsable de la custodia de los archivos de la Stasi, la otrora todopoderosa Policía política de la RDA.

Gauck es, además, un ferviente anticomunista y un acérrimo defensor del modelo de capitalismo alemán.

El nuevo presidente alemán jurará su cargo el próximo viernes ante los plenos de las dos cámaras, Bundestag y Bundesrat, en el histórico Reichstag, aunque asumirá sus funciones hoy mismo.