La nueva temporada de la Fórmula Uno ha comenzado muy fuerte. Demasiado. No apta para cardíacos, como diría aquél. La hegemonía que alcanzó Sebastian Vettel en 2010 y 2011 puede estar en serio peligro. Un hueso duro de roer parece haberse cruzado en el camino del pequeño káiser, un tal Jenson Button, piloto siempre algo inadvertido pero que suma un extraordinario Mundial (2009) y es uno de los pocos que el año pasado puso en aprietos al joven germano.

Eso se puede desprender, al menos, después de la primera carrera del Mundial disputada en el circuito Albert Park de Melbourne (Australia). El británico de McLaren, tras una lucha de campeones con su compañero Hamilton y el propio piloto alemán, se adjudicó el primer Gran Premio del presente año. Sin embargo, este laurel no le resta importancia al trabajo del propio Vettel, porque alcanzó el segundo cajón del podio después de salir en sexto lugar.

No fue la única remontada de la prueba. Mención especial se merece el asturiano Fernando Alonso (Ferrari), quien, gracias a una excelente salida desde la duodécima posición, estuvo muy cerca del bronce al lograr el quinto puesto por detrás de Mark Webber. El australiano de Red Bull tendrá que esperar un año más para intentar subirse por primera vez al podio en la prueba del país que le vio nacer.

Pero, sin duda, para remontadas, la del mexicano Sergio Pérez. Checo, que salió desde la última posición al tener que cambiar la caja de cambios de su Sauber, llegó a estar segundo coincidiendo con otras entradas en boxes y a punto estuvo de igualar su mejor marca en la Fórmula Uno -séptimo-. Al final, el piloto se tuvo que conformar con la octava plaza.

Tensión, toques y abandonos

Solo se trata de la primera carrera de la campaña 2012, pero, como ya se venía viendo desde los test de pretemporada, el McLaren se las ingenió mejor que el todopoderoso Red Bull por las calles de Melbourne. Button superó en la misma salida a su compañero Hamilton y no perdió el liderato más que en los momentos de parada en boxes.

Por detrás, la lucha por avanzar posiciones fue mucho más atractiva y peleada. Ya en la primera curva, varios monoplazas se tocaron, provocando diversos problemas en sus chasis. Nico Hülkenberg (Force India) fue el primero en abandonar, y le siguió, poco después, Romain Grosjean (Lotus). El piloto francés, una de las novedades de este año, no pudo refrendar sobre la pista su buen hacer en la clasificación, en la que había conseguido el tercer mejor tiempo.

Sin embargo, el joven galo podrá dormir tranquilo, porque todo un veterano y curtido en mil batallas como Michael Schumacher -siete veces campeón de la Fórmula Uno- también tuvo que decir adiós en la vuelta 10. El Mercedes dejó tirado al «verdadero» káiser.

Mientras, la carrera seguía su camino. Button dominaba, Hamilton lo secundaba desde cierta distancia, y Vettel se mantenía al acecho. Las primeras paradas en la calle de talleres no alteraron el orden en exceso.

Sí, en cambio, en la vuelta 37. Hombres como el propio Button, e incluso Alonso, acababan de hacer una nueva entrada en boxes cuando el ruso Vitaly Petrov (Lotus) aparcaba su monoplaza en la misma recta de meta por problemas mecánicos y obligaba al safety car a aparecer en pista por primera vez.

En ese momento, Sebastian Vettel aprovechó para poner un nuevo juego de neumáticos y, por arte de magia, superó a Hamilton, arrebatándole la segunda posición. Y lo mismo hizo su compañero Webber con Alonso.

A partir de ese momento, el germano se puso las alas que han caracterizado a su bólido durante estos dos últimos años y se fue en busca del coche de Button. El británico vio cómo poco a poco se le acercaba por detrás, pero entonces apretó los dientes y demostró que solo se había tomado un respiro.

Error garrafal de Maldonado

Todo lo contrario le ocurría a Alonso. El piloto de Ferrari tuvo que cambiar de objetivo en las últimas vueltas de la carrera. En lugar de apretar e incomodar a Webber, se las tuvo que ingeniar para frenar a un Pastor Maldonado (Williams) que llegaba rapidísimo por detrás. El piloto venezolano, sin embargo, se precipitó en la última vuelta, hasta tal punto que perdió el control de su monoplaza y se estrelló contra uno de los muros.

La dirección de carrera decidió no sacar el coche de seguridad, ya que Button estaba a punto de cruzar la línea de meta. Eso sí, el británico lo hizo acompañado por las banderas amarillas de precaución. Una graciosa e interesante metáfora de lo que puede suponer el Mundial para todos sus rivales.

También fue divertida la anécdota de la jornada, que la protagonizó Kimi Raikkonen (Lotus), campeón en 2007. El finlandés, que regresaba al Mundial tras dos años dedicándose a los rallys, finalizó séptimo y su ingeniero de pista le tuvo que explicar que las banderas azules que tanto le preocupaban no eran para él, sino para los pilotos que iban doblados. Iceman tendrá que repasar el reglamento, y esperemos que lo haga en caliente para que no haya problemas de graves congelaciones.