Una multitud de egipcios despidió ayer al papa de la Iglesia copta Shenuda III, en la catedral cairota de Abasiya, donde el caos de la aglomeración causó la muerte de tres personas y heridas a unas 40 más, informó Efe.

Desmayos y síntomas de asfixia fueron la tónica dentro y fuera de la catedral, donde se instaló la capilla ardiente con el cuerpo del religioso sentado en la llamada Silla de San Marcos, quien difundió el cristianismo en Egipto.

Fuera del velatorio decenas de miles de personas trataban de abrirse paso a empujones mientras cundía la tensión ante la imposibilidad de los fieles de entrar y salir.

Grupos de voluntarios vinculados a la catedral, que eran los únicos que intentaban controlar al gentío, estaban desbordados por la situación.

Apenas había presencia policial en la zona y los pocos agentes desplegados fuera del complejo catedralicio contemplaban la escena con mirada impasible, mientras que dos carros de combate militares frente al templo tampoco hacían nada para controlar a la masa de gente.

A Shenuda III, figura política de gran carisma y capacidad para resolver conflictos además de líder religioso, le ha sucedido de forma temporal el obispo de mayor edad del Consejo Episcopal, Bajomios, hasta que dentro de dos meses se elija al papa número 118 de la Iglesia ortodoxa copta. Tras deliberaciones, el citado Consejo debe escoger a tres candidatos, entre los que finalmente decidirá al azar una mano inocente, la de un niño.