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Alpinismo Obituario

Pau Escalé, último y definitivo capítulo en el circo de Gavarnie

Pau Escalé moría el pasado día 10 mientras escalaba la vía «La Dame du Cirque» en Gavarnie. El catalán era uno de los representantes más importantes de la escalada en hielo en el estado español. También hizo una importante apuesta por el alpinismo en serac.

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Andoni ARABAOLAZA

Aupa, Pau. De nuevo ante el teclado del ordenador. Pero esta vez, a diferencia de otras ocasiones, para escribir un último y definitivo capítulo sobre ti. Un capítulo radicalmente diferente a lo que estábamos acostumbrados. Casualidad profesional o no, la cosa es que el pasado día 11, a primera hora de la mañana, te estaba escribiendo unas líneas para que me comentaras cómo te estaba yendo la temporada. Ya me había enterado de algo, pero, como siempre, tenía que mantener hilo directo contigo. Justo minutos antes de mandar el correo escrito, un amigo me dio la noticia de tu accidente mortal en el circo de Gavarnie.

En los siguientes días ya hemos hablado en privado del choque emocional, de sus consecuencias, de esa transición a otro estadio... Así que no me queda otra que, como adelantaba, escribir ese último capítulo. Y digo lo del último capítulo, ya que en una ocasión me comentaste que yo te estaba escribiendo la historia de tus actividades en la escalada en hielo. Así que, si lo ves conveniente, me encargo de cerrar en círculo.

Nos conocimos en 2010. Por aquél entonces ya seguía tu pista. Me resultaba chocante ver que tus actividades no estaban reflejadas como debían de estar. Finalmente, gracias a tu colega Kapi, me decidí a entrevistarte. Era abril. Quería que los lectores de GARA conocieran a ese gran desconocido especialista de la escalada en hielo, pero no solo desde su vertiente puramente deportiva. Y, la verdad sea dicha, ese primer encuentro me llamó la atención. Recuerdo todavía el título que puse a la entrevista: «He aprendido a escalar y ver la montaña con el corazón». Nos comentabas que tu padre fue tu mentor y tu mejor maestro. Que habías aprendido lo que nadie enseña, lo que ni el mejor material puede suplir, ni lo que la mejor piada puede decirte. Y añadías: «He aprendido a creer en mí mismo y a juzgar con humildad y raciocinio las situaciones más difíciles».

Intentaba leer entre líneas si esas reflexiones solo se centraban en tu especialidad; y es que no veía el término alpinismo por ningún lado. Me lo aclaraste: «He hecho, pero poco: el corredor norte del Dru, la Petit MacIntyre en la norte de la Grandes Jorasses, la Directa Americana al Petit Dru... La cosa es que estoy limitado por dos operaciones de rodilla: no tengo ligamentos ni menisco». Así que solo íbamos a hablar de escalada en hielo, de esa opción a la que te enganchaste. Y de nuevo me corregiste: «No puedo elegir, porque el hielo me ha elegido. No escalo por reconocimiento; escalo porque no puedo imaginarme vivir sin escalar».

Y escalabas sin parar, un fin de semana sí y otro también. Pero, ¿dónde? ¿En tus cercanos Pirineos? No, casi siempre en los Alpes. ¿En los Alpes cada fin de semana? Pues así era, ¿no? No era de extrañar. Ya estabas enfrascado en tu larga lista de grado 6. Te recordaban que eras el especialista del Estado español con mayor número de vías de esa graduación. Y te ibas «corriendo» a tus santuarios. Por ejemplo, uno de ellos, Fer-à-cheval, así lo definías: «Es uno de los mejores valles del mundo para la escalada de alto nivel. Un lugar excepcional, fantasmagórico, ¡brutal!».

Y, cómo son las cosas, en ese mismo 2010, aparcando por un momento tu pasión por las líneas heladas de los Alpes, te acercaste hasta el circo de Gavarnie para escalar «La Dame du Cirque» (V/6+). Dijiste: «Se trata de un bonito y atrayente tubo que hizo cambiar mi concepto de esta zona del Pirineo francés».

«Todo el año en hielo»

Seguías y seguías engordando tu libreta de vías de alto nivel. No querías parar, y así nos lo hacías saber. Querías escalar todo el año. Y lo lograste. Invierno para líneas heladas y verano para seracs. De nuevo aportando. Decidiste realizar una transición hacia el alpinismo de serac, a esa especialidad en la que fueron protagonistas alpinistas de la talla de los Gabarrou, Damilano, Farina, Merlier... Casi nada. Y nos lo explicabas: «No puedo decir que sea empezar la temporada, porque no creo que la haya terminado. No importa mucho si es verano o invierno. No hace falta mucho frío para escalar en hielo. Antes se practicaba; ahora parece una locura hablar de hielo en verano».

Recuperaste una tendencia que se inició hace dos décadas. Abriste y repetiste. En total siete seracs, y cinco en un año. Uno detrás de otro, hasta que te surge la siguiente pregunta: «Ahora ya no es como al principio, ya no sentimos lo mismo que cuando escalamos el primer serac. No sé si estar contento o tener miedo. Creo que los sercas no son seres malignos; lo estamos demostrando». Lo demostrabas tú y los colegas que se ataban la cuerda contigo: Jordi Serrat, Miquel Arenyas, Molist, David Palmada, Marcel Garrell, Josep Grau... ¿Recordamos aquella apertura de «Paranormal activiti» (70º, A3, 6+, 530 m) en la Aiguille des Pelerins con tus colegas? ¿Un serac virgen en 3 días y afirmando que «nunca hemos vivido 3 días tan extremos»?

Te quedaste a dos seracs para igualar la cifra de los Damilano y Gabarrou. ¿Te acuerdas que comentábamos que si en vez de apellidarte Escalé fuera Gabarrou o Damilano la cosa cambiaría? Y tú respondías: «Si fuéramos guías de Chamonix los que hiciéramos estas actividades sería la bomba». Tenías decenas y decenas de seracs fotografiados. Siempre alerta, siempre preparado, siempre motivado: «Con lo que estoy viviendo con esto de los seracs, ya estoy en mi mundo mágico: fascinado las 24 horas de los 365 días del año. Es brutal que después de 7 seracs sigamos vivos y con ganas».

No ha habido más oportunidades, Pau. Con tu «La Dame du Cirque» se ha cerrado el círculo. Y, de esta forma, el último capítulo que escribo sobre tu historia en la escalada en hielo. Solo me queda agradecerte la relación profesional que has tenido con los lectores de GARA. Como bien titula Kapi en su blog: «Agur eta ohore». Adeu, Pau.

pau escalé

Desde que GARA le entrevistó por primera vez, el catalán siempre mantuvo una exquisita relación profesional y humana que le agradecemos desde estas páginas.

La pasión profunda de un gran maestro

Siempre que tengas un lugar para ir habrá un camino para llegar. Días duros, días extraños; me levanto cada día con una sensación de vacío, me falta algo, me falta Pau. Le llamo y no me responde, al menos no coge el teléfono, pero estos días han servido para darme cuenta de muchas cosas. La más importante es que ahora es cuando está más vivo que nunca.

Es bien cierta la frase de «nunca se sabe lo que se tiene hasta que se pierde». Pau me ha enseñado muchas cosas. Los dos éramos conscientes del riesgo de alguna de sus escaladas, pero la vida sin hielo para Pau no tenía sentido. Realmente no he conocido una persona con una pasión tan profunda. Por eso hay que ser fuerte. Familiares y amigos, sabed que es muy triste marcharse tan pronto, pero más triste es vivir una vida sin hacer lo que uno quiere. Pau ha vivido más y más intensamente que muchos de nosotros. Por eso solo puedo darte las gracias por haberme dejado compartir algunos momentos contigo, y sepas allá donde estés que seguiremos gritando: gassssssss. David PALMADA «Pelut»

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