Oriol Pujol toma las riendas de la CDC más soberanista de la historia
Los Pujol vuelven a la dirección de Convergència Democràtica de Catalunya, ahora mediante Oriol, el hijo del expresident Jordi Pujol, que asume la secretaría general de un partido que, por primera vez en su historia, asume explícitamente el compromiso de trabajar por un Estado propio; algo que hará cada vez más difícil justificar los constantes pactos del Govern con el PP.Beñat ZALDUA
Catalunya es igual a nación y Estado propio». Con esta frase, Oriol Pujol asumió, como nuevo secretario general, la ponencia política aprobada en el XVI Congreso de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), celebrado durante el fin de semana en Reus (Tarragona). Un cónclave en el que, por primera vez en la historia, la formación nacionalista incorporó explícitamente a su ideario el compromiso de trabajar por un Estado propio.
El secretario general saliente, el president Artur Mas, también habló del derecho de Catalunya a tener los mismos poderes que cualquier otro Estado, pero lo hizo sólo después de hablar de un futuro contexto global en el que las naciones serán «más interdependientes que nunca» y «la independencia quizás no tendrá el mismo significado que le damos hoy en día». Huyendo de la referencia explícita al Estado propio, Mas sigue sintiéndose más cómodo hablando de la ambigua «transición nacional», que tiene como punto de referencia el pacto fiscal y la creación de una hacienda propia.
La necesidad de un nuevo modelo de financiación fue, una vez más, el eje del discurso de Mas, que también se encargó de enviar un guiño a su principal socio, el PP, cuando señaló que «no hay voluntad de confrontación». No en vano, ayer mismo, el portavoz del PP en Catalunya, Enric Millo, envío un aviso a navegantes: «Pensando únicamente en Catalunya seguramente que no nos gustarán los presupuestos».
El empuje de las bases
El camino recorrido para que la mención explícita al Estado propio formase parte de la ponencia política no ha sido fácil. «Plena soberanía», «nación plena», «transición nacional» o incluso «viaje a Ítaca» son sólo algunos de los eufemismos que hasta ahora venían utilizando los dirigentes convergentes. De hecho, el borrador de la ponencia política, coordinada por el portavoz del Govern, Francesc Homs, no incluía en ningún momento la referencia explícita al Estado propio, ni aparecía en ninguna de sus 30 páginas la palabra independencia. Han sido las bases, representadas en el Congreso por 2.000 delegados -de los que, según una encuesta interna, el 71% se declaraban independentistas- los que empujaron finalmente a un posicionamiento claro y explícito, algo que, según se observa en el borrador, los dirigentes preferían evitar. De hecho, Pujol hijo no se ha cansado de repetir que CDC es más que un partido independentista: «no entramos en el cliché de decir que somos independentistas o no independentistas».
El empuje de unas bases cada vez más soberanistas -en consonancia con el independentismo creciente en el Principat-, puede poner en más de un aprieto a un Govern que ha pactado todas las grandes líneas de actuación con el PP, algo que cada vez les será más difícil justificar. Sin ir más lejos, esta semana se aprobará el nuevo Consell de Govern de la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals -en la que se incluye TV3- gracias a un pacto con los populares, mediante el cual CiU ha cedido la vicepresidencia del ente a la derecha española, responsable, entre otras cosas, de la delicada situación de la lengua catalana en las escuelas.
El independentismo creciente en las filas convergentes tendrá que lidiar también con el federalismo de sus socios, Unió Democràtica de Catalunya, liderada con mano de hierro durante las últimas tres décadas por Josep Antoni Duran i Lleida, que no esconde su oposición a la independencia. Todo podría dar un giro si en mayo, el alcalde de Vic, Josep Maria Vila d'Abadal -presidente de la Associació de Municipis per la Independència- consiguiese arrebatar el liderazgo del partido a Duran i Lleida. Lo tiene difícil pero, de momento, ya ha conseguido los avales necesarios para presentar su candidatura.
La distancia entre lo proclamado de puertas adentro y lo ejercido en la práctica por Convergència no se limita al ámbito nacional, sino que tiene su equivalente en los asuntos sociales. La ponencia política aprobada habla sin mayor problema del compromiso de defender el modelo de estado de bienestar «en un momento en el que hay quien lo cuestiona». Sin aclarar quién es el que lo cuestiona, CDC olvida, entre otras cosas, el copago en la sanidad o el crecimiento del 42% de las listas de espera en los hospitales, consecuencia directa de los recortes.
No es el único caso. Por ejemplo, en la mismas ponencia también se puede leer que «ningún sector social ni ninguna persona debe quedar al margen de los servicios y recursos básicos». Mientras tanto, el Govern no ha aprobado ninguna renta mínima de inserción desde el mes de setiembre y acumula ya cerca de 4.500 expedientes de familias pendientes de este ingreso, según informa La Directa. B.Z.