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Oskar Matute, Pello Urizar, Rebeka Ubera, Joseba Permach Representantes de Alternativa, EA, Aralar e izquierda abertzale

Hora de responder

En víspera de la Huelga General, los autores reafirman sus razones para dar una respuesta masiva a una Reforma Laboral que multiplica los daños, los recortes y las vulneraciones de derechos de todas las reformas anteriores. Describen un escenario donde se dan «demasiados golpes y en demasiados frentes» contra la clase trabajadora, donde se impone la necesidad de salir a la calle y gritar para frenar y revertir esta nueva agresión a la clase obrera. Para hacer frente a los recortes y avanzar hacia un país sostenible, hacia una Euskal Herria soberana y socialmente justa. Se muestran confiados en un seguimiento espectacular a la huelga y concluyen reiterando que la hora de la respuesta es ahora. Y que, del mismo modo, también es hora de «construir nuestro futuro».

A estas alturas son de sobra conocidas las consecuencias de la salvaje reforma laboral impuesta por el Gobierno de Mariano Rajoy. Y lo son, en gran parte, porque son cada vez más los trabajadores y las trabajadoras de Euskal Herria que sufren sus consecuencias. El Gobierno de España representa a la perfección los intereses que se esconden tras un partido ultraderechista como el Partido Popular. A menudo se les acusa de actuar bajo las órdenes de entidades financieras privadas y del gran empresariado, pero esto no es del todo correcto; no es que sigan sus dictados, es que son parte de los mismos. Basta observar los nombres de un equipo de Gobierno que incluye a un exdirigente de Lehman Brothers, un vendedor-empresario de la industria armamentística o varios ministros de reconocido recorrido en la negación de los derechos de las mujeres.

Desde que se hicieran visibles las consecuencias de la última crisis del capitalismo, han sido numerosos los ataques vertidos desde los gobiernos de España: contra las personas trabajadoras, contra los y las pensionistas, contra la juventud, contra las mujeres que ya padecen la crisis sistémica impuesta por un sistema patriarcal, contra las personas inmigrantes...

Hemos salido al paso de cada reforma para decir que era la más grave de cuantas hubieran sufrido los trabajadores y las trabajadoras hasta el momento. Podría parecer que caíamos en la exageración y que estas denuncias carecían ya de rigor, pero nada más lejos de la realidad. Que nadie se lleve a engaño, como bien nos ha advertido puntualmente la mayoría sindical de Euskal Herria, cada una de las reformas ha sido la más letal cuando ha sido promulgada, pero esta lo es más que ninguna, porque acumula y multiplica los daños, los recortes y las vulneraciones de derechos de cada una de las anteriores. Razón por la cual debemos multiplicar también la fuerza de nuestra respuesta, que ha de ser proporcional al tamaño del ataque que representa esta reforma. A la mayoría parlamentaria que ostentan los populares en un parlamento vertebrado por un caduco sistema bipartidista, debemos responder con una mayoría de agentes políticos, sociales y sindicales de Euskal Herria trabajando en común para confrontar y construir alternativas. Deben escuchar nuestras voces con más firmeza que nunca, para que desde las calles de nuestros pueblos y ciudades nuestras proclamas lleguen hasta Madrid, Bruselas y hasta Berlín.

El objetivo primordial de este conjunto de medidas es empobrecer más todavía las condiciones laborales y los sueldos. Y aunque pueda resumirse en una frase aparentemente sencilla, esta reforma destruye infinidad de derechos y garantías laborales. Ahora los empresarios tienen un año para despedir al trabajador sin indemnización alguna, al tiempo que abarata el resto de despidos para la mayoría de las personas trabajadoras, tanto del sector privado como público. Pero el decreto va mucho más allá, al alcanzar y dinamitar también la negociación colectiva. Prioriza los pactos de empresa frente a los convenios colectivos y, como colofón, condiciona y amenaza la ultraactividad, una de las únicas garantías con la que los trabajadores contaban a día de hoy. De uno u otro modo, la patronal siempre gana, porque le han otorgado potestad para modificar las condiciones salariales, los horarios y el área geográfica de los trabajadores y las trabajadoras.

Estas últimas medidas van en contra del Marco Vasco de Relaciones Laborales que necesitamos, lo que supone una razón más para luchar en su contra, al igual que contra las graves vulneraciones que acarrea. Necesitamos la soberanía política y económica, precisamos todas las herramientas disponibles para redistribuir la riqueza, para superar un modelo injusto y discriminador impuesto por el sistema capitalista, para crear otro modelo social que luche contra todas las desigualdades. Mañana, 29 de marzo, vamos a salir a la calle a reivindicar un marco propio, vamos a dejar claro que no pretendemos seguir siendo esclavos de los intereses de mercados financieros.

Demasiados golpes y en demasiados frentes: sueldos de 480 euros para jóvenes de hasta 33 años; nuevas deducciones e incentivos para los empresarios; privatización de los servicios de empleo; posibilidad de despedir a trabajadores con ausencias justificadas aún por enfermedad; legalización de horas extras; flexibilidad ampliada hasta el extremo; retroceso en medidas de conciliación...

Y por si esto fuera poco, los señores de los mercados, de mano de los partidos de derechas, exigen ahora hacer desaparecer el derecho a la huelga. Es hora de salir a la calle, para gritar que no vamos a permitir que sigan arrebatándonos derechos, vamos a demostrarles que no van a silenciarnos, y vamos a hacerlo con una Huelga General masiva.

Reiteramos y subrayamos que esta reforma laboral acumula las consecuencias y los ataques de las anteriores. El PSOE, que ahora denuncia desde la hipocresía las medidas del PP, fue precursor de algunos de los más graves ataques contra las personas trabajadoras. Y no podemos olvidar que el PNV fue su cómplice, con el voto a favor o la abstención de sus parlamentarios en Madrid. Los jeltzales hicieron oídos sordos a las reivindicaciones de la gran mayoría social de Euskal Herria, movidos por intereses meramente partidistas. Zapatero los necesitaba para sacar adelante sus recortes, y por eso negoció con los jeltzales; Rajoy, por el contrario, no tiene tal necesidad. De haberla tenido, no nos cabe duda de que la negociación entre la derecha española y la vasca, UPN incluida, se hubiera producido con éxito.

Nuestros derechos no pueden convertirse en piezas de sus tableros de ajedrez. El 29 de marzo dejaremos bien claro en las calles, las plazas y los centros de trabajo de Hego Euskal Herria que los derechos laborales no son un juego y que la dignidad de las personas no se negocia.

Que no nos intenten convencer de que la huelga no arreglará nada, en un contexto en el que quieren hacer desaparecer hasta el último de nuestros derechos, la lucha solo puede fortalecernos.

Saldremos a la calle para frenar y tratar de revertir la Reforma Laboral, saldremos para denunciar los nuevos recortes y reformas que el PP pretende anunciar al día siguiente de la huelga. Con esta protesta también daremos pasos hacia un Marco Vasco de Relaciones Laborales y en la reclamación de una soberanía plena para construirlo, un paso hacia una Euskal Herria basada en la justicia social y hacia un modelo sostenible. El hecho de que tanto la patronal como los partidos de la derecha más rancia soliciten recortar el derecho a la huelga demuestra la eficacia de la misma, siempre y cuando una gran mayoría social la secunde en las calles. No dudamos que así será. Es hora de responder. Es hora de construir nuestro futuro.

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