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Análisis | Especiales relaciones entre Georgia y EEUU

Washington busca un relevo para mantener su pica en el Cáucaso

Georgia es un aliado fundamental para Estados Unidos en el Cáucaso. En el caso de que se produjera una guerra preventiva contra Irán, el territorio georgiano sería clave para la logística militar estadounidense.

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Pablo GONZÁLEZ Periodista

Georgia es el Estado del Cáucaso que mejores relaciones mantiene con EEUU, y es un aliado muy importante para Washington en la región. Desde que en 2003 llegara al poder el prooccidental Mijail Saakashvili las aspiraciones georgianas de integración en las estructuras occidentales como la OTAN o la Unión Europea han sido una constante. Esto no ha cambiado, pero sen el horizonte se perfilan cambios en el país, y posiblemente en la región, en los que los estadounidenses tienen mucho que decir.

En octubre de 2012 se celebrarán elecciones parlamentarias en Georgia, y en 2013, presidenciales. Dado que el actual presidente Saakashvili no podrá presentarse a la reelección al agotar ya los dos mandatos consecutivos que la Constitución fija como máximo, es previsible un cambio en la dirección del país. También juega en contra del actual presidente su imagen negativa dentro y fuera del país. En el interior, porque, a pesar de haber llevado a cabo reformas notables en algunos ámbitos, la situación económica y social de la población sigue siendo mala. En el exterior, porque se le responsabiliza de la guerra con Rusia en verano de 2008 tras atacar Osetia del sur.

Con la perspectiva del cambio, Washington ya tiene preparado un proyecto que mantenga a Georgia como aliado. Recientemente fur presentada en el país Sueño Georgiano, una coalición política presidida por el hombre más rico de Georgia, el millonario Bidzina Ivanishvili, que aúna en un mismo bloque a los partidos claramente prooccidentales con el poder económico y la popularidad de Ivanishvili. Algo que, en la actual situación política en el país, supone una fórmula de éxito seguro.

La mayoría de los políticos georgianos no dudan en que la llegada de Ivanishvili a la política no es casual, sino que forma parte de un proyecto cuyo objetivo es la creación de una nueva fuerza política prooccidental que sustituya a Saakashvili y aleje del poder a políticos opositores prorrusos, como la ex primera ministra Nino Burdzhanadze. Hasta ahora Ivanishvili se había abstenido de cualquier participación en la vida política del país, dedicándose a labores filantrópicas que le han proporcionado una enorme popularidad entre los georgianos. Sin embargo, dice que ha sido su deseo de una Georgia «libre y próspera, donde la prensa sea libre e independiente» el que le ha llevado a tomar la decisión de entrar en política «por un máximo de dos o tres años». Eso sí, con unos compañeros de viaje muy concretos.

Los partidos políticos elegidos para formar parte de la coalición, Demócratas Libres, Partido Republicano y Foro Nacional, son los que mejores relaciones mantienen con EEUU. El líder de los Demócratas Libres, Irakli Alasania, se perfila como posible nuevo hombre fuerte del país y futuro primer ministro o presidente. Este político fue embajador de Georgia en la ONU y son frecuentes sus reuniones con congresistas estadounidenses, especialmente republicanos, como el excandidato a presidente John McCain.

El paso definitivo que ponía de manifiesto los deseos de Washington respecto a Georgia lo dio el presidente, Barack Obama, en una reunión en la Casa Blanca con su homólogo Saakashvili el pasado 30 de enero. Obama expresó que «gracias a unas elecciones justas y libres habrá una transferencia formal de poder en Georgia». Fue la señal más clara de que se avecinan cambios en el panorama político georgiano.

Ataque preventivo contra Irán. El especial interés de EEUU en Georgia tiene un motivo adicional: un posible ataque preventivo contra Irán y la necesidad de utilizar el territorio georgiano para llevarlo a cabo. De todas las naciones de la región, Georgia es la única que no tendría mayor problema en ofrecer su espacio aéreo y su territorio para poder ubicar en él parte de la logística que una acción militar semejante necesitaría.

Turquía no parece estar dispuesta a prestar su territorio o espacio aéreo para nuevos ataques estadounidenses contra sus países vecinos. Armenia es el aliado ruso de la región y tiene varias bases militares rusas en su territorio, con lo cual es poco probable que colabore con los estadounidenses. Azerbaiyán sí es un socio más abierto a escuchar las propuestas de Washington, aunque no tiene una ruta terrestre o marítima por la que poder transportar todo el armamento pesado necesario y, además, al ser un país musulmán la reacción de su población podría ser muy negativa. Por eso, Georgia es fundamental para los planes de los norteamericanos.

Con un nuevo Gobierno prooccidental sin la fama belicista de su antecesor, Tbilissi sería un socio clave para poder atacar Irán, sin olvidar que con guerra o sin ella su posición ayuda a contener los intereses rusos en esa región.

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