EL CONFLICTO VASCO, DESDE EL PARLAMENTO BRITÁNICO | George Howarth DIPUTADO LABORISTA, EXMINISTRO PARA EL NORTE DE IRLANDA
«El lenguaje de la rendición es especialmente inútil»
Considera que la implicación internacional es imprescindible en Euskal Herria como una «tercera parte» que facilite acuerdos, pero insiste en que un proceso así solo sale adelante si se logra confianza mutua entre las partes y se mira al futuro.
Mikel ZUBIMENDI | DONOSTIA
Nacido en 1949 en Merseyside, noroeste de Inglaterra, George Howarth fue elegido parlamentario del Partido Laborista por la circunscripción de Knowsley en 1986 y ha sido reelegido ininterrumpidamente por su comunidad durante los últimos 26 años. Ingeniero de carrera se dedicó a la enseñanza desde 1977 hasta su llegada a la Cámara de los Comunes. Es buen conocedor del sistema cooperativo, dado que se implicó en este sector hasta llegar a ser el director ejecutivo del Centro Cooperativo de Gales.
Tras ejercer como portavoz parlamentario de la oposición en materia de Medioambiente (1989-1994) y también Interior (1994-1997), a su llegada a Downing Street fue elegido por Tony Blair como número tres del Ministerio de Interior y tuvo un rol fundamental en la Oficina para Irlanda del Norte en una época en la que se consolidó el proceso de paz y, muy especialmente, se implementó el Acuerdo de Viernes Santo, piedra angular de toda la arquitectura del proceso. Conocedor de primera mano de las condiciones y las bases que permitieron el cambio de paradigma y de mentalidad que llevó al fin del sangriento conflicto del norte de Irlanda, se ha destacado ahora por su apoyo al proceso de paz vasco y por la dinamización de diferentes ini- ciativas en el ámbito parlamentario británico.
Interpelado por GARA, el veterano parlamentario laborista se mostró accesible e interesado en responder a nuestras preguntas. En un ejercicio de honestidad no exento de dotes diplomáticas, George Howarth comparte con los lectores de este diario las experiencias que extrajo del proceso irlandés, las similitudes y direferencias que observa con el proceso que vive ahora este país.
En el norte de Irlanda, el cese definitivo de las armas fue fundamental para que el Gobierno diera el paso de entrar en negociaciones directas. En buena lógica, ¿cree que el Gobierno español debería actuar de la misma manera?
El cese de las armas fue una señal importante en Irlanda del Norte, que indicó que el IRA Provisional estaba dispuesto a considerar alternativas a la violencia. Sin embargo, a diferencia de Irlanda del Norte, donde había dos comunidades divididas por la religión y por su actitud frente a la unión del Reino Unido, la situación es diferente aquí. El Gobierno británico no tenía otro interés específico que el de promover la paz. Por el contrario, en el conflicto entre el Gobierno español y los nacionalistas en el País Vasco solo hay dos partes. En consecuencia, la comunidad internacional, en este caso, debe ser vista como una tercera parte que trata de promover un acuerdo pacífico y que funcione.
La promesa de la democracia debe ser que la paz es siempre una opción más atractiva que la violencia. Cada paso en el camino hacia la paz necesita ser visible y atractivo. ¿Las posturas antagónicas en clave de rendición o victoria aportan algo?
El lenguaje de la rendición y la victoria es especialmente inútil y el énfasis debe orientarse claramente hacia la identificación de un suelo común. La acciones individuales en Irlanda del Norte, por ejemplo en el programa de liberación de los presos, tuvieron que ser tratadas con mucho cuidado. Hubo una tendencia en Irlanda del Norte de coreografiar cada movimiento del proceso de manera que significase alcanzar el objetivo para una comunidad, seguida de otro enfoque que para la otra comunidad significara también el logro del mismo objetivo. La paz y la democracia son siempre la respuesta a la violencia.
El papel de la comunidad internacional es fundamental para el beneficio mutuo de todas las partes, en lugar de un tira y afloja destructivo. Desde su experiencia como ministro para Irlanda del Norte en los años de implementación del Acuerdo de Viernes Santo, ¿qué lecciones subrayaría como útiles para Euskal Herria?
La lección más importante que extraigo de la experiencia de Irlanda del Norte y del Acuerdo de Viernes Santo es que, si se le da la oportunidad, la gente prefiere adoptar una posición de confianza mutua en lugar del antagonismo. Sin embargo, la Historia a menudo se interpone en el camino de esa aproximación. Por tanto, es esencial crear un sentido del momento, del impulso, de manera que los involucrados en el proceso de paz tengan que fijar su mirada en el futuro más que en el pasado.
Usted ha dicho que «ETA debe darse cuenta de que la declaración de octubre es solo un hito -aunque importante- y que este es un proceso continuo que requiere de nuevas demostraciones prácticas de compromiso sobre la marcha». Aparte de eso, ¿cuáles son las medidas que deberían adoptar los gobiernos español y francés?
No creo que sea apropiado que subraye o delinee las medidas específicas que deben ser adoptadas por España o Francia, aunque debo decir que el paradigma de la resolución de conflic- tos es más probable que haga cambiar la forma de pensar de la gente que la forma en que el Estado es visto -como un brazo fuerte- por la gente.
¿Cree que España puede afrontar el debate político en Euskal Herria con la misma naturalidad que Londres ante Escocia?
Un aspecto importante del Acuerdo de Viernes Santo fue la creación de un espacio dentro del cual tanto los unionistas como los nacionalistas podían conservar sus creencias fundamentales, mientras que a la vez participaban en el proceso de paz, en un proceso de delegación de competencias y de devolución del autogobierno, en un presente tan distinto a lo que sus objetivos de largo plazo podrían ser. La cuestión de si Escocia se convierte o no en un Estado independiente es un con- tencioso dentro del Reino Unido, pero el tono y la dirección de ese debate no es, en mi opinión, un distintivo británico. Y no tengo ninguna duda de que, en las circunstancias apropiadas, un debate de ese tipo podría darse, y probablemente se dará, también en España.
Es conocida su implicación en el APPGCI (The All-Party Parlamentary Group on Conflict Issues) y el hecho de ser el impulsor principal de la Early Day Motion. ¿Qué conclusiones extrajeron? ¿Qué tipo de impacto pueden tener? ¿Y qué tipo de continuidad?
Mi participación en el Early Day Motion y en el Grupo Parlamentario Multipartito para la Resolución de Conflictos deriva de la firme creencia de que las diferencias se resuelven mejor hablando que con la violencia. En su caso, a veces, una tercera parte sin participación directa en el conflicto puede ser muy útil. Yo no diría que esta Early Day Motion o la participación de ese grupo multipartito vayan a tener una importancia clave y fundamental. Lo más importante es que el País Vasco y el Gobierno español se embarquen en un viaje, dentro del cual la confianza mutua y el entendimiento puedan construirse. El apoyo externo suma en el proceso, pero al final el cambio se materializa debido a que en el marco del proceso la percepción de la gente cambia hacia el otro, hacia el de enfrente.
La situación creada en Euskal Herria por el cese definitivo de la lucha armada de ETA ha logrado que 24 diputados se agrupen en esta iniciativa conjunta, con George Howarth como uno de los principales impulsores. De hecho, el texto se registró en la Cámara de los Comunes ya en noviembre, y se hace eco tanto de la decisión de la organización vasca como, y sobre todo, de la Declaración de Aiete.
Optaron por lo que se denomina como Early Day Motion, una especie de declaraciones parlamentarias sobre temas que no están estrictamente en la agenda parlamentaria británica, por lo que se plantean para que sean abordadas «en una fecha próxima» (early day). Se trata de textos escuetos. Esta moción, en concreto, da la bienvenida a la decisión de ETA, saluda la contribución de los seis firmantes de la Declaración de Aiete y alude también al apoyo posterior de Tony Blair, Jimmy Carter y George Mitchell. Dicho esto, el texto «llama a la comunidad internacional a seguir apoyando» un proceso que conduzca a «una paz permanente».
Estas Early Day Motion atañen a temas muy diversos, muchos de ellos del ámbito internacional como en este caso, y tienen diferente grado de respaldo: las hay desde unipersonales, firmadas por un solo parlamentario, hasta otras que reúnen a un centenar, como ha ocurrido con algunas recientes iniciativas sobre las revueltas árabes. Esta referida a Euskal Herria se registró con el respaldo de 24 diputados, entre los que solo se echa en falta a miembros del Partido Conservador de David Cameron, aliado del PP.
La mayor parte de los impulsores se incluyen en el Partido Laborista o en el Liberal Demócrata de Nick Clegg, que comparte gobierno con los tories. También figuran entre los firmantes dos diputados galeses (de Plaid Cymru) y uno escocés (del Scottish National Party). Los parlamentarios representan a diferentes territorios de toda la isla: Londres, Portsmouth, Manchester, Leeds, Liverpool...
Antes de esta Early Day Motion, y antes también de Aiete y de la decisión de ETA, en febrero de 2011 Westminster ya acogió una sesión de trabajo especial sobre la situación que se iba abriendo en Euskal Herria, en la que Brian Currin explicó a los parlamentarios ingleses, escoceses y galeses algunos detalles y se abrió un debate. Hubo también representación plural, pero la más sorprendente fue la de un importante líder de la comunidad unionista del norte de Irlanda. Jeffrey Donaldson tomó la palabra para responder a la intervención, entre crítica y escéptica, de un enviado del Gobierno español. «Nosotros hace quince años pensábamos lo mismo; no queríamos diálogo - le dijo-. Luego nos dimos cuenta de que estábamos muy equivocados».
El acto fue organizado por el intergrupo parlamentario dedicado a la resolución de conflictos y al que se refiere Howarth en la entrevista. Fue creado en 2006 y en estos dos últimos años tiene a Euskal Herria muy presente en su agenda. R.S.