EL PAÍS | Fernando Garea 2012/3/26
El falso mito de las dulces derrotas
La política es representación y el lenguaje de las noches electorales, cuando se cuentan los votos, es todo un arte. Esa representación es puro disimulo, que dura un instante porque la realidad termina por imponerse al día siguiente. Javier Arenas es un artista de las noches electorales y no escarmienta. Cuando en 1993 el PP de Aznar perdió la generales contra pronóstico, Arenas salió la noche electoral a poner en cuestión el resultado y al día siguiente se dio de bruces con la realidad de tener que sentarse en un escaño de la oposición.
También Felipe González inventó una noche electoral lo de la "dulce derrota" y a la mañana siguiente la frase le caducó. Arenas transitó ayer por ese camino, en el que lleva casi 30 años, de derrota dulce en derrota dulce, hasta acabar ingresado por grave subida de azúcar. (...)
En política el éxito o el fracaso se mide en función de las expectativas y la suya era la de una mayoría absoluta para gobernar. Seguirá siendo el líder de la oposición en Andalucía, a pesar de que nunca jamás el PP tendrá unas circunstancias más favorables. Él mismo hizo una campaña de "candidato sobrado" al negarse a debatir en la campaña electoral. Podrá usar otra histórica frase de noche electoral de González: «Nos ha faltado un debate».
(...) Este guión, el del mensaje de los ciudadanos, le debería servir a Mariano Rajoy desde hoy. En sus cien días justos como presidente debe entender que la mayoría absoluta del Congreso le permite sacar adelante las iniciativas que quiera, pero según qué decisiones tiene consecuencias en forma de castigo ciudadano. Han podido más los recortes conocidos y los sospechados que el desgaste del PSOE en Andalucía y los enormes casos de corrupción. Rajoy debería hacérselo mirar. Su poder sigue siendo el mayor que ha tenido nunca ningún político en España, pero la resistencia de los ciudadanos, como la de las materiales es siempre limitada. El viernes responderá a la huelga general con los presupuestos más duros de la historia y está por ver que haya entendido el mensaje. (...)