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ANÁLISIS | elecciones presidenciales en timor lorosae

Timor Lorosae afronta un nuevo panorama institucional

El autor analiza y ofrece claves sobre la estrecha pugna que afrontan los dos candidatos que sobrevivieron a la primera vuelta y los retos a superar tras la primera ronda de las elecciones presidenciales en Timor Lorosae. El Fretilin es consciente de la necesidad de gestionar las tensiones que se han venido produciendo en estos años tras la independencia; por eso se muestra partidario de mantener relación con sus vecinos, pero sin renunciar a sus derechos de reparación de justicia o sobre el petróleo y el gas.

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Txente REKONDO Gabinete Vasco de Análisis Internacional (GAIN)

La actual coyuntura en torno a las elecciones presidenciales en el que fuera el primer nuevo estado del siglo XXI, Timor Lorosae, se presenta en principio de manera muy diferente a las dos anteriores citas. Si en 2002 las elecciones estuvieron marcadas por la reciente proclamación de independencia y las tensiones con las milicias paramilitares impulsadas por Indonesia, la segunda cita, en 2007, fue condicionada por la grave crisis política de 2006, con enfrentamientos armados y un peligroso escenario de rebelión militar.

No obstante, y a pesar de que la situación no se parece en nada a la de aquellos años, el nuevo presidente tendrá que afrontar cambios sustanciales en los próximos meses; por un lado las elecciones parlamentarias que se celebrarán en junio y que proporcionarán un nuevo panorama insitucional en Timor Lorosae, pero asimismo, a finales de este año se pondrá fin a la misión internacional de Naciones Unidas y a la Fuerza de estabilización Internacional de Australia, lo que supondrá que la seguridad del país quedará definitivamente en manos de los timorenses.

Doce candidatos optaban a la presidencia del país, y finalmente serán Francisco Guterres -Lú Olo- y Jose Maria Vasconcelos -Taur Matan Ruak- quienes disputarán la segunda ronda. El primero de ellos, dirigente del Fretilin (Frente Revolucionario de Timor Oriental Independiente) obtuvo el 28,45% de los votos, mientras que su rival, y hasta poco antes de las elecciones comandante de las Fuerzas Armadas, obtuvo el 25,18%. El gran derrotado en la primera vuelta ha sido el hasta ahora presidente, Jose Ramos Horta, que se quedó con el 17,81%.

Una de las claves en las elecciones presidenciales en Timor Lorosae son las alianzas que se tejen entre los dirigentes del país, la llamada élite política. Ya en el pasado vimos cómo el apoyo del actual primer ministro, Xanana Gusmao, a Ramos Horta posibilitó la victoria de este sobre el candidato del Fretilin, que había ganado en la primera vuelta.

En esta ocasión, Xanana Gusmao ha forjado una alianza con Matan Ruak. A pesar de las profundas diferencias del pasado reciente -se enfrentaron durante la crisis del 2006-, les une un deseo común, evitar a toda costa que el Fretilin se haga con la presidencia del país. Por ello, son muchos los analistas que no dudan en calificar esa alianza como «un matrimonio de conveniencia» y dejan entrever también dudas sobre la duración de la misma.

Algunas fuentes resaltan el escaso papel que desempeña el presidente en este país. Sin embargo todavía conserva una importante influencia en la estructura institucional. Así, es el que designa al presidente tras las elecciones parlamentarias, tiene derecho de veto sobre aspectos de la legislación y nombra algunos cargos importantes, como el fiscal general. También tiene la facultad de someter la legislación a una revisión constitucional o la de dictar indultos.

Timor Lorosae tiene ante sí unos retos muy importantes. La disputa con Australia sobre la propiedad de los recursos energéticos -petróleo y gas- del mar de Timor y la configuración de las fronteras marítimas siguen condicionando el futuro del joven estado. Los poderosos vecinos australianos siguen imponiendo su control -directo o indirecto- sobre la explotación de esas riquezas, y ello lleva a los dirigentes de Timor Lorosae a estar maniatados económicamente.

También es importante el rumbo que pueden adoptar los nuevos dirigentes. Ya en el pasado hemos asistido a un apoyo por parte de Occidente a cualquier candidato que no sea del Fretilin, para evitar que éste siga con su política ajena a los dictados del FMI o el Banco Mundial. Mientras que los dirigentes del Fretilin han apostado por invertir en salud, educación o agricultura, las instituciones transnacionales siguen empeñadas en imponer un guión conforme a sus intereses, y para ello buscan aliados locales.

Otros temas como la lucha contra la corrupción (KKN, Korupsaun, Kolusaun, Nepotizmu- Corrupción, Colusión, Nepotismo) o el desempleo; la reparación de las víctimas de la ocupación indonesia, la búsqueda de justicia ante los crímenes del pasado, el instituto nacional de la memoria o el cumplimiento de las recomendaciones de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, son algunosde los retos que deberán afrontar los nuevos dirigentes.

Los indultos de Ramos Horta a las milicias proindonesias o a los autores del atentado contra su persona en 2008 muestran que «la agenda de reconciliación de parte de las élites políticas no cuenta con el apoyo mayoritario de la población, que todavía desea que se haga justicia» y rechaza que se asiente una situación de impunidad.

Tras las próximas citas electorales podemos asistir a un rumbo u otro en Timor Lorosae. Los pactos entre los líderes políticos, las declaraciones del propio Matan Ruak señalando que «las fuerzas de defensa jugarán un papel esencial en el futuro del país», y anunciando el servicio militar obligatorio para mujeres y hombres, señalan algunas líneas.

También las presiones de poderes fácticos, como dirigentes de la iglesia católica, que de sustentar la lucha por la independencia ha pasado a apoyar a los sectores más reaccionarios e involucionistas del país, haciendo causa común con las fuerzas citadas y con las instituciones transnacionales. En este campo se sitúan los que apuestan por «movimientos rápidos» y apoyan mayores «facilidades y privilegios» para los inversores extranjeros.

Frente a ello se sitúan en estos momentos los dirigentes del Fretilin,para los que como señalaban recientemente durante la campaña electoral, «la independencia significa también la soberanía sobre todos nuestros recursos». El Fretilin, como ya lo hizo en el pasado, es consciente de la necesidad de gestionar las tensiones que se han venido produciendo en estos años tras la independencia; por eso se muestra partidario de mantener relaciones civiles con sus vecinos, sobre todo Indonesia y Australia, pero sin renunciar a sus derechos de reparación de justicia o sobre el petróleo y el gas.

No busca, por tanto una situación de aislamiento, al contrario, se muestra dispuesto a participar en organismos e instituciones internacionales, pero sin hipotecar el futuro del país en manos de los designios de estos. De ahí su rechazo a solicitar préstamos al Banco Mundial e incluso a evitar situaciones como el apoyo de Ramos Horta a la invasión de Irak.

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