No he hablado con ellos en los últimos tiempos, pero estoy seguro de que el sr. Otegi y sus serenos compañeros de prisión no aspiran a ser héroes sino a lograr una libertad tranquila de su país mediante la soberanía. Si me equivoco, que me manden un recado. La que está empeñada en convertirles en hé- roes es España, quizá porque España necesita héroes, ya sean a favor o en contra, para funcionar, igual que los automóviles precisan gasolina. Los héroes en contra actúan como la levadura, que fermenta el pan patriótico de los dominadores. Claro que se puede hacer un pan como unas hostias si se maltrata el fermento. Y en ese peligro estamos.

Lo que no entiendo es por qué España ha de hacer cosas tan complicadas para darse cuenta de que existe, como armar la que ha armado en Euskal Herria. Que Euskal Herria no es España parece evidente a todo observador sensato. Y cuando una nación es distinta su mínima aspiración consiste en serlo plenamente. Comprendo que a muchos españoles les ciegue la nostalgia, pero eso hay que vencerlo echándole un poco de reflexión intelectual. Cuando llega un momento así, hay que pensar en quedar lo mejor posible con el pueblo que se va, pero con el que se sigue teniendo frontera.

En fin, todo esto que digo es muy simple. Otegi y sus compañeros siguen entre barrotes. Simplemente están ahí esperando a que les abran. Si alguien tuviera cabeza en la política española ya habrían enviado la llave. Y Otegi dormiría en casa para ir al día siguiente duchado y afeitado a la Lehendakaritza ¡Todo tan sencillo...!