Unas 5.000 personas se congregaron ayer en Hong Kong, una semana después de la elección del nuevo jefe de Gobierno del territorio, por considerar que no fue un proceso democrático y que se desarrolló bajo fuerte influencia de Pekín.

Leung Chun-ying, de 57 años, fue elegido el 25 de marzo por un colegio de 1.200 grandes electores que representan a la elite local de las finanzas, el comercio, la enseñanza y las autoridades religiosas. Muchos de esos grandes electores simpatizan con Pekín. «Pekín intervino de manera flagrante en nuestras elecciones», declaró Lam Sum-shing, que llevaba en la cara una máscara con el rostro de Leung. «Llevo esto para recalcar que dirá siempre que sí a todo a Pekín. No fue elegido por los siete millones de habitantes de Hong Kong», comentó.