De la crónica de las invernales en los Alpes, justo antes de que acabara dicha estación, nos han llegado algunas escaladas notables realizadas en diferentes paredones del arco alpino. Dos de ellas llevan el sello de las Grandes Jorasses, pero cada una por diferente vertiente. La primera, en la norte, con la»Manitua» como objetivo, y firmada por el trío estadounidense formado por Geoff Unger, Jon Griffith y Will Sim. La segunda, en la este, con la «Groucho Marx» como reto, y escalada por los franceses Sébastien Ratel, Sébastien Bohin y Dimitry Muñoz.

La «Manitua» (6c, A3, 1.100 m), abierta en solitario por el legendario Slavko Svetecic en 1991, cuenta con un puñado de repeticiones en verano; pero apenas se ha escalado en invierno. La última ha sido la protagonizada por Unger, Griffith y Sim.

Este último ha señalado que la tenía en mente desde hace tiempo: «Siempre he tenido en mente ese gran muro, y vías como la «Mac Intyre-Colton», la «No Siesta»... Justo antes de que acabara el invierno -explica- tuvimos una semana de muy buen tiempo y con temperaturas muy agradables. Se nos juntó Geoff, quien cuenta con mucha experiencia, pero con muy poco kilometraje en grandes paredes alpinas. Nos pareció que una cordada de tres para una ruta de estas características iba a ser muy adecuada».

Esta repetición en sí la llevaron a cabo en cuatro jornadas, era lo que preveían, y acertaron. Sabían que una línea como la «Manitua» exige templanza y tranquilidad. Sin prisas comenzaron la escalada: «Escalamos los primeros 300 metros, justo por encima de corredor de la Croz. Iba por delante y mis compañeros subían los petates. Encontré un pequeño campo de nieve, y allí pasamos la noche en tres diferentes salientes. Sabíamos que a la mañana siguiente tendríamos que apretar y movernos con cierta soltura en las primeras dificultades técnicas si queríamos alcanzar el campo de nieve de la Croz el tercer día de escalada. Fijamos un largo por encima del vivac con el objetivo de ahorrar tiempo».

Griffith lidera varios largos hasta llegar al llamado «Offwidth Bivi», una especie de tubo de unos 40 centímetros de ancho donde tendrían que pasar otra noche: «Tenemos que asegurar que fue la experiencia más surrealista que nunca hayamos vivido en un vivac».

Fijan otra nueva tirada para la jornada siguiente. Poco a poco se acercan a la campa de hielo de la Croz, y se enfrentan justo a los tres largos anteriores a ese tramo: «El último largo, de A3+, es el clave. Jon primero y Geoff después siguen superando las dificultades técnicas a buen ritmo. La escalada artificial se hizo dura, muy dura».

Última jornada. Ya habían superado lo más duro. Querían seguir por la original de Svetecic, es decir, unos largos más de roca y nieve para alcanzar la parte superior de la brecha. Pero decidieron cambiar por las malas condiciones de esos tramos: «Solo alguna repetición que otra ha seguido esa línea original -señala-. Nosotros fuimos directos a la cima de la Croz en lugar de pillar la goulotte de la derecha que se ha puesto de moda. La escalada era muy peligrosa. Finalmente llegamos a la cima de la Punta Croz»

Poco conocida

Mientras tanto, en otra vertiente de las Grandes Jorsasses, en su cara este, tres alpinistas del grupo militar francés GMHM se hacían con la primera invernal de la vía «Groucho Marx».

Los protagonistas de esta actividad -Ratel, Bohin y Muñoz- escalaban esta línea de 800 metros y dificultades técnicas de 6b/A3, entre los días 11 y 14 de marzo. A diferencia de la cara norte de las Grandes Jorasses, la este no esta tan visitada, y, por ello, la «Groucho Marx, en una de esas líneas de las que apenas se tiene conocimiento.

Eso sí, el trío francés no tiene ningún reparo al afirmar que la ruta es realmente buena: «Es una magnífica línea de diedros que se levanta en el centro de la salvaje cara este de la montaña, y que se caracteriza por un granito perfecto que conforma una barrera imponente. Se mantiene poco conocida, incluso aunque su magnitud y estilo muy comprometido merecen ser un foco de atención».

Esta vía raramente escalada y con alta dificultad técnica fue abierta en 1983 por los italianos Fabio y Christiano Delisi. Justamente el aspecto salvaje de esa vertiente y la poca información que había sobre la ruta llevó a los militares franceses a intentarla y finalmente conseguirla en cuatro jornadas de escalada.

Según nos informan los alpinistas, antes de poder enfrentarse a las duras dificultades técnicas tuvieron que superar el Col de Hirondelles, vivaquear y realizar la travesía que les llevaría al pie de zócalo.

Tras superar dos largos de escalada mixta, Ratel, Bohin y Muñoz se enfrentan a una tercera tirada de una placa de V. Como suele ser habitual, dicha placa les dio bastantes quebraderos de cabeza en el izado de los petates.

Siguen escalando algunas tiradas más de mixto y alguna pendiente de nieve, y llegan a su segundo vivac. Para la mañana siguiente ya fijaron algunos metros: «Los primeros 50 metros se prestan bien para la escalada. Luego, el siguiente largo, ya mucho menos, aunque su dificultad no superaba el 6a. Entre libre y acerando, seguimos con otra tirada, esta vez de artificial y con varios péndulos escabrosos. Organizamos la reunión justo por debajo del techo de A3, y bajamos al vivac».

Otra jornada dura por delante, con serias dificultades, sobre todo los techos a superar. Un vivac más, y, sin apenas dificultades pero con mala roca, los alpinistas franceses llegaron a la cima. Así firmaban la primera invernal de la «Groucho Marx».