Risas, teatro popular y buen rollo, en el «off Bilbo»
Ramón Barea, uno de los imprescindibles de la escena vasca e impulsor de Pabellón 6, denominaba «off Bilbao» al triángulo que forman en Zorrozaurre este espacio, la Fundición y la Hacería. La noche del sábado, el «off» era, posiblemente, uno de los más «in» del teatro vasco.
Amaia EREÑAGA | BILBO
Rojos contra verdes, dos equipos enfrentados sobre el escenario con el público como juez y parte, porque los temas a improvisar los habían propuesto con anterioridad los propios espectadores. Inevitablemente la imagen remitía al deporte, pero también al bertsolarismo e incluso a las pastorales. Inventados en la década de los 70, los match de improvisación no se estilan entre nosotros, porque, es verdad, hay que ser muy valiente para subirse a un escenario sin más apoyo que la rapidez y el ingenio propios.
Pabellón número 6, el espacio de exhibición para artes escénicas de iniciativa privada y popular (está gestionado por creadores y público), acogió la noche del pasado sábado un match de improvisación con el que se quería conmemorar, de paso, el reciente Día Internacional del Teatro. Dos grupos de actores se enfrentaron bajo las reglas arbitradas por dos divertidas juezas de armas tomar, con su talento como única arma, a pruebas que propiciaron momentos desternillantes. La improvisación cantada, las rimas indescriptibles de un grupo de «caballeros» que se enfrentaban a un dragón (la falta de rima y las situaciones tenían un aire surrealista a lo Monty Phyton), la divertida constatación de que aun no sabiendo euskara se puede hacer humor en este idioma, una escena de western con un John Nimelavo y una hija de predicador en estado de gracia... La lista sería larguísima. Hubo buen rollo, un público entregado (es cierto, allí los participantes se habían llevado a sus «club de fans» y el bar también ayudaba) y unos actores, algunos más conocidos, otros con cuyos nombres quedarse para seguir sus siguientes trabajos, pero, sobre todo, la constatación de que el teatro sigue siendo una experiencia viva, popular y nada aburrida si se deja al público y a los creadores. Como el «off Broadway», el circuito alternativo neoyorquino, en una nave industrial ocupada por el teatro, en medio de esa península de creación en la que se está convirtiendo Zorrozaurre, P6 puede ofrecer mucho a la bastante marchita por la crisis escena vasca. Lo reconocemos, lo pasamos pipa... Y, por cierto, ganaron los verdes.