Samuel Sánchez inicia en Güeñes, la localidad que le acogió cuando era un debutante en aficionados, el asalto a la txapela que premia al ganador de la Euskal Herriko Itzulia que hasta ahora se le ha resistido. El asturiano del Euskaltel difícilmente tendrá una oportunidad mejor para lograrla porque el recorrido se adapta a sus características con dos finales en alto y una crono que le hace recordar a la que ganó en Oiartzun en 2007.

Además la participación tiene un nivel algo inferior al de anteriores ediciones. No solo faltan corredores como Contador, Basso, Andy Schleck o Evans. De la lista de inscritos se han caído por distintos motivos Valverde, Wiggins, Froome, Nibali, Intxausti, Cobo y Leipheimer, el último en desaparecer. Estaba en la relación que el sábado ofreció el servicio de prensa del Omega Quick Step y ayer no figuraba en la lista oficial de participantes. Fue sustituido por De Weert.

Euskaltel tendrá como principal rival al RadioShack. Aunque Andy Schleck no participa en la prueba por vez primera en muchos años, la escuadra más poderosa del pelotón presenta a los dos últimos ganadores de la Euskal Herriko Itzulia, Chris Horner y Andreas Klöden, dentro de un potente ocho en el que destaca la presencia de Frank Schleck, Monfort y Jens Voigt.

Euskaltel y RadioShack tendrán que asumir la responsabilidad de controlar una carrera en la que también participan corredores de nivel que afinan su forma para las clásicas ardenesas antes de descansar para el Tour. Los otros dos bloques más poderosos serán los del Lampre, que viene con sus dos líderes en buena forma -Cunego y Scarponi- y el Rabobank con Gesink, Mollema y Kruisjwijk. También Katusha corre con Joaquim y Dani Moreno, Lotto con Vandenbroeck y Vanendert, el Garmin presenta un buen equipo con Danielson, Dani Martin y Hesjedal y Ag2r y FDJ traen sus mejores corredores: Nocentini, Peraud, Gadret, Casar y Jeanneson.

Un recorrido espectacular

Los demás no vienen con lo mejor y quizás el nivel de participación ha bajado con respecto al de los últimos años porque Evans ha puesto de moda su fórmula de economizar esfuerzos que le llevó al éxito en el último Tour. De los cinco primeros de la ronda francesa solo tomará la salida Frank Schleck, tercero.

Pero la vuelta vasca volverá a tener una buena participación y un recorrido espectacular en el que destacan tres etapas que están llamadas a marcar las diferencias entre los principales favoritos. El miércoles se disputa la tradicional jornada con final en Arrate con siete puertos casi encadenados y dos ascensiones a Ixua-Usartza que harán la primera selección de la prueba.

La segunda llegará al día siguiente, en la recuperación para la Euskal Herriko Itzulia de un final que antes era un clásico en la prueba, el de Ibardin en Bera, con un recorrido espectacular en la parte final con las ascensiones a Aritxulegi y Agina antes de encarar las dos subidas a Ibardin en una etapa que discurrirá también por Iparralde.

De esos dos finales en alto quedará el reducido grupo de corredores que se disputará la victoria de la general el sábado en una crono final de Oñati de 19 kilómetros que no es la ideal para los contrarrelojistas y que favorece a corredores como Samuel Sánchez y Chris Horner.

Son las tres etapas más importantes, pero los organizadores han buscado un recorrido espectacular que da opción a la sorpresa desde la primera jornada de hoy, con salida (13.20) y llegada (17.15) en Güeñes, con el puerto de San Cosme de Tercera a diez kilómetros de meta. También mañana a nueve kilómetros de la llegada a Gasteiz los ciclistas deberán superar otra ascensión de Tercera, Zaldiaran, y el viernes se sube una cima de Segunda, Asentzio, a 24 de la meta de Oñati.

De las cinco etapas en línea, cuatro no superan los 165 kilómetros y eso unido a los dientes de sierra que presentan animará a los ciclistas a moverse desde el inicio y obligará a Euskaltel y RadioShack a trabajar fuerte para que no haya margen a la sorpresa como en la Volta, donde una escapada en el primer día dio el triunfo a Michael Albasini, que también tomará la salida en Güeñes y es uno de los favoritos en las tres llegadas propicias para grupos reducidos.

Trece vascos

En ese recorrido querrán dejarse ver todos los vascos que no corren con Euskaltel, que tendrán como única misión apoyar a Samuel Sánchez. Los demás gozarán de más libertad. Serán trece los vascos que tomarán la salida hoy en Güeñes. Euskaltel presenta junto a Samuel a Igor Antón, Egoi Martínez, Gorka Verdugo, Mikel Astarloza, Juanjo Oroz, Gorka Izagirre y Jorge Azanza. David López será uno de los líderes de Movistar, Gari Bravo y Aitor Galdos correrán con el Caja Rural, Garate con Rabobank, Zandio con Sky y Patxi Vila liderará el Utensilnord italiano, que ha logrado una de las dos invitaciones de la prueba.

La otra volverá a ser para Caja Rural, que intentará tener presencia en una carrera que disputará con un maillot especial en el que aparecen los colores de la ikurriña y la firma de Txomin Perurena, el hombre que dirigió la escuadra con ese nombre a finales de la década de los 80.

El otro equipo navarro, Movistar, se ha quedado sin las dos principales bazas que pensaba presentar, las de Alejandro Valverde y Beñat Intxausti. Tampoco corre Juanjo Cobo, ganador en 2007, y David López y Kiryienka serán sus referencias.

Después del calor vivido en la edición anterior, habrá que ver cuanto llueve esta semana porque el recorrido con constantes ascensos y descensos de puertos puede condicionar la carrera. Son treinta cotas en las cinco etapas en líneas y muchas veces las carreras se deciden más en las bajadas y en las posibles caídas que en las subidas.

Hasta eso favorecería a un corredor que domina las bajadas y asume la presencia de la lluvia como pocos como Samuel Sánchez para tener todos los ingredientes para dar a Euskaltel su segunda victoria en la ronda vasca tras la lograda por Iban Mayo en 2003. Que la prueba salga de su segunda casa se puede entender como un guiño del destino. Además llega con la moral alta tras la victoria de etapa y el segundo puesto en la general de la Volta y estará rodeada de un potente Euskaltel, que demostró en Lizarra su capacidad para controlar la carrera.

La victoria de un corredor naranja sería la mayor alegría para la afición vasca después de los malos momentos vividos hace semanas con el riesgo de suspensión de su vuelta. Y además sería un elemento importante para que el futuro del equipo vasco también encuentre una solución para su continuidad.