La presidenta de la asociación TED Autisme de Baiona, Cécile Lafitte, explica que «al final de una reunión de una hora con una directora de escuela en la que tratamos la `imposibilidad' de escolarizar a mi hijo, me preguntó cómo era posible que tuviese un hijo autista siendo yo psiquiatra». Una declaración que resulta difícil de entender si no se conoce la preponderancia del psicoanálisis en el tratamiento del TEA en el Estado francés. «El psicoanálisis es una forma de interpretación muy mala para el autismo, porque está convencido de que es una enfermedad únicamente psicológica y que el niño se mete en su mundo autístico porque la relación con su madre está considerada tóxica». De hecho, según una encuesta realizada recientemente por el Instituto Opinion Way, el 37% de los ciudadanos franceses piensan que el autismo está causado por trastornos psicológicos.

Debido de un cambio a nivel político, se está abriendo un camino para que este tipo de situaciones pasen a la historia. Desde el pasado 6 de marzo, el Estado no admite los tratamientos médicos basados en la terapia psicoanalítica y la Alta Autoridad Sanitaria ha establecido unas recomendaciones de buenas prácticas basadas en la terapia conductista. Esta última es la que se utiliza hoy en día en todo el mundo para tratar el Trastorno del Espectro Autista.

Basándose en las recomendaciones dadas por la Autoridad Sanitaria, se ha pedido a los establecimientos sanitarios que dejen de utilizar las terapias psicoanalíticas, ya que las estiman «no pertinentes ni recomendables», pero sobre todo porque los progresos efectuados a través de dichas terapias «no se pueden evaluar». Laffite reconoce el gran avance que se ha efectuado en muy poco tiempo, pero advierte que el problema de dichas recomendaciones es que «no son de obligado cumplimiento, y nosotros queremos que los centros que reciben dinero público estén obligados a cumplirlas». La presidenta de la asociación advierte: «Se ha hecho un gran avance político, lo han denunciado, pero ahora falta ponerlo en práctica».

Avances, pero con retraso

«Mi hijo tiene 15 años, y yo digo que ha nacido diez años demasiado pronto y en Francia. Tiene el comportamiento de un niño de dos. Si el método conductista se hubiese utilizado con él desde el principio, sería mucho más autónomo a nivel de comunicación, y seguramente tendría un retraso mental correspondiente al autismo menor», reconoce Cécile Lafitte.

Beatriz Gonzalez es madre de Ihintza (5 años) y miembro también de la asociación TED Autisme. Cuenta así el tratamiento ofrecido en un centro de Baiona: «Durante un año y medio estuvieron observando a mi hija, todas las semanas íbamos allí para estar con la psicóloga y la psicomotricista y mirábamos a la niña y no hacíamos nada. Eso sí, me decían que iba cada vez mejor».

Aunque las dos madres reconocen que la situación ha avanzado bastante en los últimos años, reivindican el gran esfuerzo hecho por los padres. «Esperemos que ahora la situación mejore, pero hasta ahora los padres tenían que hacer todo el esfuerzo y luchar contra lo establecido para lograr un tratamiento adecuado. Era el mundo al revés, éramos nosotros los que proponíamos formaciones a los profesionales. El director del centro en donde está mi hijo hizo una formación propuesta por la asociación y envió después a varios empleados», declara la presidenta de TED Autisme.

Adiós al «Packing»

Una de las realidades más siniestras que han desaparecido gracias al cambio de la política sanitaria ha sido la prohibición del packing. Esta práctica, que tan solo se efectuaba en el Estado francés, consiste en enrollar a las personas con autismo totalmente desnudas en sábanas recién sacadas del frigorífico durante alrededor de una hora. «A mi hijo le hicieron el packing aunque no se autoagredía. Ahora dicen que lo utilizaban en situaciones extrema,s pero no es verdad. Dylan es un niño que, a pesar de ser autista profundo, es un niño muy agradable con el que podemos vivir de manera casi normal», detalla Lafitte.

La situación de los adultos es incluso peor ya que no existen centros especializados para los autistas, por lo que una vez cumplidos 18 años muchos deben de pasar todo el día en casa. A falta de otras opciones, muchas veces terminan hospitalizados en centros psiquiátricos.

El Bidasoa separa dos realidades muy diferentes en lo referente al enfoque de la enfermedad y también del tratamiento: «Aquí no nos podemos confiar y dejar llevar por el sistema, hay que construirlo todo y estar vigilando todo. Eso es lo que nos diferencia enormemente con Gautena (Asociación Gipuzkoana de Autismo), en donde tienen el diagnóstico en tres meses, se aborda la terapia a todos los niveles, se hace la integración individualizada en las clases ordinarias... Y luego tienen centros para adolescentes y adultos». En el Estado francés tan solo el 20% de los niños autistas acuden al colegio, frente al 97% del Estado español.