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Mikel Etxeberria Militante de la izquierda abertzale

Haremos que se muevan

Utilizando un símil relacionado con el mundo del remo, el autor describe la actualidad política de este país, que viene marcada por las iniciativas adoptadas unilateralmente por la izquierda abertzale y el intento de bloqueo por parte del Estado español. Sin embargo, a juicio de Etxeberria lo único que hace Madrid con esa estrategia es mostrar su impotencia y agrandar la fractura que le separa de la sociedad vasca, que «no va a perdonar» a quien se resista a moverse en favor de la solución.

La velocidad de avance de un grupo es la de su miembro más lento. Si aplicamos esto a una trainera, habría que decir que su posibilidad de éxito en la regata no vendría determinada por su bogador más fuerte, sino por el justo equilibrio de todos ellos remando por un objetivo común. Y, asimismo, en el transcurso de la regata unas traineras tirarán más que otras, condicionando la bogada general y provocando que haya mas competitividad o que alguna embarcación quede descolgada, resultando irrevelante para la llegada final.

Permítasenos este párrafo dedicado al remo para ilustrar el escenario político por el que estamos transitando en Euskal Herria.

Sin tener en cuenta movimientos, poses o presumibles contraprestaciones del Estado español, la izquierda abertzale en su conjunto va encadenando iniciativas unilaterales que van trazando camino y marcando pautas y ritmos políticos. Solo desde la fortaleza política y el aliento inclaudicable de una base social ejemplar puede un movimiento de liberación afrontar un cambio de ciclo con planteamientos de unilateralidad. Quienes no analizan este principio desde el vigor y la coherencia de quien lo lleva a cabo, es porque su complejo de inferioridad solo le permite ver la grandeza de estos gestos desde la impotencia envidiosa y estéril.

Nuestra trainera está fuerte, por eso mete firme el remo y tira. Y a cada palada nos sentimos más fortalecidos, generando una iniciativa constante que va haciendo avanzar un proceso de resolución integral del conflicto y dándonos una creciente legitimidad ante la sociedad de Euskal Herria.

Cada paso unilateral de la izquierda abertzale es una iniciativa en positivo que va en la dirección de las aspiraciones de la sociedad vasca, que quiere un porvenir diferente de libertad, de justicia y paz en el que se respete su voz y su palabra. Esto provoca que el Estado español quede una y otra vez en evidencia. Levantando el muro de la vergüenza de su sistemático «no». Tanta embriaguez negativa, que en más de una ocasión les está haciendo perder los papeles, apareciendo el Gobierno español ante la ciudadanía vasca como un grupo de ultras desnortados que se aferran a la negativa como único recurso a la absoluta carencia de alternativas esperanzadoras para la sociedad.

Recientemente, responsables políticos-policiales españoles se lamentaban de que la izquierda abertzale está ampliando su influencia en la sociedad gracias a su buena gestión del «victimismo» por el tema de la ilegalización y la política penitenciaria. Resulta cuando menos curioso que habiendo descubierto la importancia que ambos factores en la sociedad vasca, ellos sean incapaces de afrontarlos precisamente en el sentido que demanda, de forma manifiesta y documentada, la inmensa mayoría política. Semejante necedad puede que pase desapercibida en España, pero desde luego no en Euskal Herria.

Volviendo al símil de las traineras, pudiera ser que alguien creyera que trabando el remo se detiene la regata. Parece que es lo que piensa el Gobierno español del PP, de ahí que se aferre al inmovilismo y al bloqueo del proceso de resolución, recurriendo, de nuevo, incluso a la represión y las detenciones como forma desesperada de contener algo que se les escapa de las manos y se desborda. Lo único que demuestran día a día es su impotencia, que están a la defensiva, la incapacidad para resolver los problemas de la sociedad vasca; su debilidad como gobierno y como estado.

Clavan los remos, sí, pero lejos de condicionar y parar la regata, lo único que consiguen es quedarse atrás mientras el resto de traineras continúan su bogada. El estado, el Gobierno español, cada vez esta más lejos de la sociedad vasca; España va cavando ella misma, más hondo, más ancho, el abismo que le separa de Euskal Herria.

Es de suponer que más pronto que tarde se percatarán de su error, y aunque solo sea por supervivencia política se verán obligados a volver a remar. Ahí tenemos precisamente la clave de la cuestión. Con nuestra paciencia, porque las prisas son malas consejeras, con nuestra perseverancia, porque solo así se alcanzarán los objetivos, haremos que desde Madrid vuelvan a remar. Aunque solo sea porque cada vez nos ven más lejos y eso significa que les va a costar más estar a la altura de las circunstancias.

Este proceso democrático está en movimiento y lo vamos nutriendo y enriqueciendo en cada iniciativa. Quien ahora se quede quieto lo único que conseguirá es perderse a lo lejos, porque la sociedad vasca no lo va a perdonar. Por eso la izquierda abertzale va a seguir tirando de la regata. Veremos quién se queda descolgado.

Hemos dicho que cada vez es mayor la fractura entre Euskal Herria y España, así como la desafección con el estado. El distanciamiento es tan incontestable que está incluso dentro de los partidos españoles con implantación en territorio vasco y en su propia militancia. El inmovilismo que emana Madrid es un gas letal para el PSE, el PSN y el PP de Vascongadas y Nafarroa. Sus militantes en Euskal Herria viven en persona el pulso de la sociedad vasca y son conscientes de que el lastre al cuello que les colocan desde Madrid les puede llevar sin remisión a la inmolación política. Y como eso es inasumible, al permanente «no» de la metrópoli ante cualquier avance ellos le solapan ahora un «esperemos». En verdad que es un paso de pulga, pero al menos representa la constatación fehaciente de que las cosas no se ven igual a ambos lados del Ebro. Y que si desde allá tiran para atrás del yugo, aquí no se ve tan fácil y, encima, flaco favor les hace.

Si el PP español continúa en los próximos meses tratando de bloquear el proceso, veremos lo que tarda el lenguaraz y supuestamente ocurrente Antonio Basagoiti en correr a Madrid a decir a los suyos que les están hundiendo el partido. Luego, lo contará como quiera con su habitual tono de chiste, pero perderá el culo rumbo al sur.

Así pues, sus actitudes nos muestran el camino, que no es otro que hacer que el PP sea consciente de que le sale bastante más caro estarse quieto que empezar a moverse y avanzar. Tenemos que condicionar todo el escenario político para que no les quede más remedio que dar pasos en sentido positivo, porque de no hacerlo las consecuencias políticas serían mas graves e irreversibles para ellos y los intereses de España en general. Si las consecuencias de su «no» salen más caras que el «si», se implicarán en el proceso.

Esa es precisamente la responsabilidad que nos corresponde. Las fuerzas abertzales de izquierda en la linea actual de acumulación de energías lograrán que al PP no le quede más remedio que comenzar a dar pasos en positivo e implicarse como es debido en una resolución integral del conflicto.

Y esto es aplicable de manera estricta al tema de los prisioneros políticos, que es una de las cartas que tienen en su mano para intentar traficar con el proceso. Tenemos que condicionar el escenario político de tal manera que al PP le resulte menos costoso poner en libertad a los prisioneros políticos que mantenerlos en la cárcel.

Esta es la idea matriz en el asunto de los prisioneros y en todo lo demás que rodea el actual momento político.

Luchando, condicionando, acumulando fuerzas, convenciendo... remando todos a una, lo conseguiremos. ¡Haremos que se muevan!

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