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La independencia de Azawad fuerza a dejar el poder a los golpistas de Mali

La declaración de independencia de Azawad, territorio tuareg al norte de Mali, por el MNLA, que el jueves anunció el fin de su ofensiva tras tomar bajo su control la totalidad de la región reivindicada, forzó a los golpistas malienses a llegar a un acuerdo con la CEDEAO para hacer frente a la crisis. El rechazo a la independencia de Azawad ha sido general en los continentes africano y europeo y en EEUU, mientras África Occidental amenaza con una intervención militar.

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GARA | BAMAKO

Dos semanas después del golpe de Estado en Mali, la Junta Militar se comprometió a entregar el poder a los civiles, cuya prioridad será intentar revertir la situación al norte del país, en el territorio tuareg de Azawad, cuya independencia fue proclamada el viernes por el Movimiento Nacional de Liberación Azawad (MNLA), ante el rechazo interno e internacional. Londres cerró temporalmente su Embajada.

El viernes por la noche, el capitán Amadou Haya Sanogo, jefe de la Junta que derrocó el 22 de marzo al presidente Amadou Toumani Toure, acusado de «incompetencia» en su manejo de la situación en el norte del país, donde la rebelión tuareg ha conseguido tomar el control de todo el territorio que reivindicaba, anunció el preacuerdo logrado con la Comunidad económica de los Estados de África del Oeste (CEDEAO) para el traspaso del poder a los civiles.

El acuerdo llegó forzado por la declaración de independencia de Azawad. «Decidimos de manera irreversible la proclamación de la independencia del Estado de Azawad a partir del 06.04.2012», aseguró en un comunicado el MNLA, que se alzó en armas el 17 de enero y cuya ofensiva cobró impulso al calor el caos provocado por el golpe militar.

El secretario general del movimiento, Bilal Ag al-Sharif, subrayó, además, que reconocen y respetan las fronteras de los países vecinos, ya que el territorio tuareg abarca también parte de Argelia y Níger; que aceptan «la Carta de la ONU» y se comprometen a «garantizar la seguridad y avanzar hacia la construcción de las instituciones para culminar con la redacción de una Constitución democrática».

Sin embargo, su proclamación cayó en saco roto. La mayoría de los partidos políticos malienses, tanto los que apoyan a los golpistas como los que defienden el orden constitucional anterior, coincidieron en condenar la proclamación del nuevo Estado. También lo hizo la minoría árabe en el país, que instó a una resistencia activa frente a los tuareg.

La CEDEAO amenazó el viernes con recurrir a la fuerza para preservar «la integridad territorial» de Mali, dividida en dos tras la declaración de independencia de Azawad. El mediador de la CEDEAO para la crisis de Mali, el ministro de Exteriores de burkinés, Djibrill Bassola, conminó a los tuareg y a otros grupos armados a cesar las hostilidades y negociar con las nuevas autoridades. «Mali no tiene necesidad de guerra» y «nosotros no aceptaremos que Mali pueda vivir una división y una inseguridad permanentes», proclamó.

Ansar dine

La Unión Africana, la Comisión Europea y EEUU también rechazaron esa declaración, lo mismo que hizo el grupo islamista Ansar Dine, vinculado a Al-Qaeda, que expresó su rechazo a esa proclamación al subrayar que mantiene una guerra santa en nombre del Islam y «contra la independencia», porque «estamos contra todas las revoluciones que no sean en nombre del Islam».

No así, en el caso de los primeros, el acuerdo alcanzado por los golpistas y la CEDEAO, que debe ser aplicado «bajo la égida del mediador de la CEDEAO y con el apoyo de la comunidad internacional» y prevé que el presidente de la Asamblea Nacional asuma la presidencia interina del país, un primer ministro y un Gobierno de transición, así como una futura ley de amnistía general para los golpistas.

Estipula, además, que el presidente interino convoque elecciones en el plazo de 40 días. No obstante, tiene en cuenta las «circunstancias excepcionales» del país y considera «indispensable organizar una transición política» hasta las presidenciales. La situación al norte del país, al borde de una crisis humanitaria, complica la misión de las nuevas autoridades civiles.

Tras la firma del acuerdo, el presidente de la CEDEAO, el marfileño Alassane Ouattara, dio instrucciones para suspender «inmediatamente» el embargo total contra Mali decidido el 2 de abril para forzar la vuelta al orden constitucional tras la asonada militar. También se espera que los países que optaron por suspender su ayuda, es el caso del Estado francés y de EEUU, reanuden su cooperación una vez se instalen las autoridades civiles.

Pero más allá de la condena por la división del país, la llamada comunidad internacional no oculta su temor ante la eventual extensión de la influencia de Al-Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), cuya actividad en Azawad ya era más que notable antes de la rebelión tuareg.

El MNLA siempre ha negado cualquier vinculación con Al-Qaeda y el viernes reiteró su disposición a hacer frente a esa organización como parte de una «alianza internacional».

integridad

Junto a la UA, la CE y EEUU, Argelia y Mauritania, vecinos de Mali, elevaron su voz contra la declaración de independencia de Azawad, y defendieron la integridad territorial maliense para preservar la estabilidad, seguridad y paz en la región. Argel rechazo una intervención extranjera y abogó por el diálogo para resolver la crisis.

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