Como cada segundo domingo de abril, doscientos valientes tratarán de afrontar de la mejor manera posible los 256 kilómetros, 51 de ellos de empedrado, que conforman la París-Roubaix, la «reina de las clásicas» para muchos, un trazado que se ha ganado con creces el sobrenombre de «el Infierno del Norte» que le viene de la expresión utilizada por un reportero que relató de esta manera lo vivido en esta región francesa durante la Primera Guerra Mundial.

Sin embargo, este agreste recorrido puede ser todo un paraíso para el flamenco Tom Boonen, que es el máximo favorito en una prueba en la que, tras sus triunfos en 2005, 2008 y 2009, puede igualar el récord de De Vlaeminck, el ciclista con más adoquines -trofeos que se entregan al ganador en el velódromo de Roubaix-.

El ciclista de Omega Pharma llega pletórico tras conquistar las clásicas de Wevelgem, Harelbeke y Tour de Flandes y como máximo favorito para sumar la cuarta victoria a su palmarés en la carrera del pavés por excelencia. Boonen, con 6 grandes clásicas en su zurrón, dejó su sello hace una semana en Flandes, donde quedó fuera de combate su principal enemigo, el suizo Fabian Cancellara, quien se fracturó la clavícula por cuatro partes. Sin Espartaco, la nómina de aspirantes no se queda vacía, pues son muchos los que han centrado su objetivo en el pavés de la Roubaix, cuya primera edición data de 1896.

El recorrido está salpicado de 27 tramos adoquinados, todos a partir del kilómetro 97,5, donde se encuentra el primero, en Troisvilles. Pero los más conocidos son los del Bosque de Arenberg (km 172 y 2.400 metros) y el Carrefour de l'Arbre, punto clave para la carrera, en el kilómetro 240 y 2.100 metros, que pueden ser el escenario por la batalla definitiva por el triunfo.

El Bosque de Arenberg

Pero si hablar de un solo aspirante es aventurar demasiado en cualquier prueba, hacerlo en la París-Roubaix lo es aún más. «No ganarás la carrera en Arenberg, pero la puedes perder allí» es una frase muchas veces repetida y el propio Boonen puede dar fe de ello. Sin ir más lejos, un inoportuno pinchazo en el bosque más famoso del ciclismo mundial lo apartó de la lucha por la victoria en Mons en Pévèle y el Carrefour de l'Arbre; los tramos más decisivos.

Pero al margen de los posibles percances mecánicos, el récord de Boonen dependerá también de la nómina de aspirantes, encabezada por los italianos Alessandro Ballan (BMC) y Filippo Pozzato (Farnese), tercero y segundo respectivamente la semana pasada en Flandes. Una victoria suya supondría recuperar la Roubaix para el ciclismo italiano, 13 años después de que lo hiciera Andrea Tafi.

Saldrá a defender el título de la edición anterior el flamenco Johan Vansummeren, que compartirá filas en el Garmin con el estadounidense Tyler Farrar. Los 54 kilómetros empedrados que componen el recorrido seleccionaran a los más fuertes y con punta de velocidad para resolver en el velódromo de Roubaix. El noruego Thor Hushovd (BMC), el alemán André Greipel (Lotto), el australiano Matthew Goss (Greenedge) y el noruego Edvald Boasson Hagen (Sky) son algunos de los nombres que asoman con opciones.

Euskaltel Euskadi participará con Cazaux, Mínguez, Saez de Arregi, García, Ion Izagirre, Alan Pérez, Moreno y Urtasun, mientras que Erviti también tomará parte en las filas de Movistar.