Bilbo e Iruñea acogieron ayer sendos actos de celebración del Aberri Eguna, cita marcada este año por la apertura de un nuevo ciclo que ya nadie discute -aunque algunos traten de obstaculizarlo- y que ha servido para constatar la simplificación que en los últimos años se ha producido en el mensaje y en la oferta del espectro político abertzale. Frente a la atomización que durante algunos años ha imperado en ese espacio, en este momento son dos las propuestas que están sobre la mesa, la que ofrece el PNV, por un lado, y la que representa el soberanismo de izquierdas, por otro. Ambas están, además, claramente diferenciadas, según se puede deducir del discurso que ofreció Iñigo Urkullu y el que pudo escucharse en la capital navarra.

El presidente del EBB mantuvo el tono habitual en este tipo de eventos, pero sus palabras estuvieron muy pegadas a la coyuntura, en la defensa del proyecto jeltzale no para conducir a este país a la consecución de un nuevo estado, sino para volver a liderar la principal institución de la CAV. Sus críticas a la izquierda abertzale y a Patxi López apenas dejaron margen para que su llamamiento a conseguir un «nuevo estatus» tuviera eco. Además, en una jornada de reivindicación de la nación vasca, su apuesta por la «bilateralidad» con el Estado español y con Europa sitúa al centenario partido en ese terreno de indefinición en el que siempre se ha movido. Por contra, en la capital histórica de Euskal Herria, con la conmemoración del quinto centenario de la conquista de Nafarroa como telón de fondo, el mensaje fue nítidamente independentista. Así lo vivieron las miles de personas que dejaron pequeño el Paseo de Sarasate y también los representantes políticos que marcharon junto a ellas, en un ambiente de unidad y precedidos por decenas de policías, otra caduca «costumbre» que algunos insisten en mantener.

El cambio de escenario ha servido para aclarar el paisaje en el mundo abertzale, y en los próximos años ambas ofertas pugnarán por guiar a este país en el nuevo tiempo. El destino final dependerá de por cuál de ellas apuesten las ciudadanas y los ciudadanos vascos.