Al Maliki se defiende de las crecientes acusaciones de «dictador»
GARA | BAGDAD
Después de los kurdos y la coalición laica Iraqiya, ha sido el influyente líder chií Moqtada Sadr el que ha acusado al presidente iraquí, Nouri al-Maliki, de querer imponer una nueva dictadura, tras la detención del jefe de la comisión electoral (IHEC), Faraj al-Haïdari, oficialmente por «corrupción».
«Su encarcelamiento sirve a sus intereses porque retrasa o anula las elecciones. La detención debe hacerse según la ley y no bajo la arbitrariedad de la dictadura», acusó Moqtada Sadr, líder del grupo chií esencial en la coalición de gobierno que apoya a Maliki.
El presidente iraquí se defendió afirmando que «Irak no puede estar gobernada por una persona, un dictador, un tirano o un partido» y que habrá una transición pacífica al próximo gobierno.