Juanjo Basterra Periodista
Castigo injusto a las luchadoras que reclaman igualdad
En 2008, un grupo de trabajadoras de la empresa de lavandería Indusal inició una huelga de 45 días para conseguir algo simple: a igual trabajo, igual salario. En pleno siglo XXI, tener que reivindicar ese derecho parece un contrasentido, porque en realidad nos retrotrae a finales del siglo XIX. Los directivos de esa empresa conflictiva se han perdido algunos capítulos de la lucha obrera y de la igualdad entre hombres y mujeres. Sin duda, quien actúa así no puede ser un ejemplo de directivo, que quede claro.
Las trabajadoras de LAB, por cierto, consiguieron algunos avances interesantes y mejoras en esa desigualdad. Cuatro años después, los empresarios, aprovechándose de la nueva reforma laboral, vuelven al ataque. Deciden que a 18 mujeres y 5 hombres, que apoyaron y estuvieron al frente de la huelga, les ofrecen trabajo en las plantas de Andalucía, Valencia y Galicia; sobran de Arrigorriaga. Es una manera de mandarte a la calle. El Gobierno de Gasteiz rechazó un primer intento de la empresa para echar a las ex huelguistas. No coló, porque adivinaron, sin mucho esfuerzo, que se trataba de una represalia directa.
Me pregunto, e interpelo a las administraciones públicas, ¿Como puede ser que todavía haya empresarios que apliquen este tipo de discriminación? Indusal no actúa sola, porque delegados de USO ha apoyado ese plan de traslados forzosos. No sé qué hacen todavía en sus cargos.
Se me ocurren muchas preguntas, la mas importante la voy a dirigir a la patronal que debería de echar del planeta a estos discriminadores. Pero, como no lo van a hacer, la redirijo al resto de trabajadoras de Indusal, compañeras de las que van a ser expulsadas el día 24 de este mes. ¿Donde está la solidaridad obrera que tanta fuerza nos dio y da? Acaso no sabéis que una vez que lleven adelante esos despidos encubiertos, vosotras y vosotros estaréis en la lista siguiente. La insolidaridad, por desgracia, sólo genera beneficio para el empresario represor, lo veréis. Mientras tanto, creo que estas luchadoras tienen que tener un reconocimiento por su dignidad y por su lucha por demandar un derecho tan básico como la igualdad de salarios por el mismo trabajo. Este es otro ejemplo de lucha y de dignidad obrera. Aurrera!