Enrico Gasparotto (Astana) se adjudicó la 47ª edición de la Amstel Gold Race, sobre un recorrido de 256,5 kilómetros y 31 subidas entre Maastricht y Valkenburg. El italiano, de 30 años, superó al sprint a Jelle Vanendert y a Peter Sagan. Consciente de la dificultad de vencer en las duras rampas del Cauberg, Freire había saltado del grupo de favoritos a 7 kilómetros del final con el viento de cara y abrió un hueco de 12 segundos, pero el muro del Cauberg le dejó sin piernas y Gasparotto llegó a tiempo de arrebatarle el triunfo.

En ausencia de Tom Boonen, que después de arrasar en las primera clásicas de primavera se ha tomado un descanso, y de Cancellara, que se fracturó la clavícula en el Tour de Flandes, la carrera se presentaba abierta, habida cuenta de que Philippe Gilber parece lejos de la forma que exhibió en 2011.

Los primeros en atacar, transcurridos 50 kilómetros, fueron Romain Bardet (AG2R), Pello Bilbao (Euskaltel), Raymond Kreder (Garmin), Simone Stortoni (Lampre), Sebastien Delfosse (Landbowkrediet), Eliot Lietaer (Mercator), Alex Howes (Garmin), Cedric Pineau (FDJ) y Steven Caethoven (Accent Jobs).

Los nueve aventureros llegaron a tener más de doce minutos sobre el pelotón pero la diferencia empezó a disminuir cuando, primero el Katusha de Purito, y luego el BMC de Evans y el RadioShack empezaron a tirar del paquete. A 100 kilómetros de la meta el margen se había reducido a seis minutos y Evans había arrojado la toalla.

El Astana, en busca de su primer triunfo, aceleró el ritmo del pelotón a 40 km. de la llegada. La escapada, todavía con dos minutos de ventaja, empezó a disgregarse. Quedaron arriba Bardet y Howes cuando se aproximaban los últimos veinte kilómetros, la fase decisiva de la carrera, con cinco subidas y remate en el Cauberg, un muro de 700 metros con pendientes de hasta el 17 por ciento.

Samuel Sánchez esquivó por centímetros la caída que sufrieron Cunego y Nordhaug. El campeón olímpico flaqueó en el Kruisberg, la primera de las cinco últimas cotas, cuando el BMC tomó el mando en el grupo para conducir a Gilbert y echar abajo la fuga. Bardet y Howes, con casi 200 kilómetros de escapada en las piernas, coronaron el penúltimo muro, el Kautenberg, con los favoritos ya a diez segundos.

La carrera se iba a decidir en los diez últimos kilómetros. El ataque de Freire les puso en guardia, pero el triple campeón mundial tuvo que resignarse a ver cómo le adelantaban en los últimos metros. Rubén Pérez y Jorge Azanza abandonaron como otros 40 corredores.