Cuando ETA anunció el alto el fuego, el lehendakari se paseaba por los USA. Cuando la Interlocución de EPPK ha emplazado a los gobiernos a hablar, López se ha dado una vuelta por eso que se ha dado en llamar «lugares comunes». El más común en los últimos meses: «que le pidan a ETA que se disuelva». Impactante, ¿que no?. Les conmina además a que «no engañen a los presos porque no va a haber amnistías ni medidas colectivas». Ahí le veo despistado. Las medidas colectivas ya existen. Toda la política de dispersión es una medida colectiva y colectivas son las medidas penitenciarias de excepción que la acompañan. Y si en vez de hablar con tanta soltura de, hablara con, sabría de primera mano -caso de que le interesase-, como cuánto de engañados están los presos.

Un guión triste y gris el que recita López mirando fijamente hacia el lado contrario a la situación actual. Un guión cuya sintonía con el terco inmovilismo del Gobierno español chirría hasta la dentera. Claro que Urquijo no solo ha acudido a idénticos lugares comunes, sino a los cerros de Ubeda: «por mucha violencia callejera que haya, el Gobierno no se va a salir del guión fijado». ¿Qué violencia callejera? ¿O habla de la Ertzaintza? Porque un herido muy grave y un muerto en 15 días, son muestras de la mayor violencia; de la más grave, porque viene de la mano del estado sea negro, azul, verde o rojo el uniforme que dispara. Hoy por hoy, la única violencia activa en Euskal Herria y, con toda seguridad, el único guión que el Gobierno español tiene fijado. Y el que fielmente secunda López. Un guión oscuro y sucio frente a emplazamientos claros y limpios.