Cristina Fernández de Kirchner propuso ayer al Parlamento argentino la recuperación del 51% del capital de YPF en manos de la española Repsol desde finales de los años noventa (57%) para poner fin a «una política vaciamiento» de la petrolera controlada desde finales de la década de los noventa por la española Repsol. Aseguró, no obstante, que el modelo elegido para el futuro de YPF no es una «estatización» sino una «recuperación de la soberanía y el control» de los hidrocarburos, porque insistió en que «seguimos conservando la forma de sociedad anónima».

El anunció cogió por sorpresa al Gobierno español, que el sábado había declarado, por boca de su ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, que parecía que la situación se estaba encauzando, cuando se intensificaron los rumores, sin confirmación oficial, de una posible renacionalización de YPF. La noticia forzó una reunión de urgencia de su presidente, Mariano Rajoy, con los ministros José Manuel Soria José Manuel García-Margallo, titular de Exteriores, con el fin de adoptar «medidas contundentes», que no revelaron al término de la reunión.

El Gobierno español condenó lo que consideró una decisión «arbitraria» de Argentina, que «rompe el clima de cordialidad y amistad» que tradicionalmente han unido a ambos estados, y pidió que esta medida se discutiera en el Pleno que estaba teniendo lugar en Estrasburgo. Soria aseguró que se trata de una «agresión» a los inversores españoles y que, en esos términos, será respondida.

También la Comisión Europea dio su opinión, aunque considera que debe ser una cuestión que resuelvan Madrid y Buenos Aires porque no cuenta con mecanismos para presionar al país latinoamericano. En cualquier caso, advirtió a Argentina de que su decisión enviará una señal «muy negativa» a los inversores y podría dañar seriamente el clima de negocio en el país.

De utilidad pública

«Declárese de utilidad pública y sujeto a expropiación el 51% del patrimonio de YPF», establece la norma enviada ayer mismo al Parlamento argentino y que Fernández leyó ayer durante un acto en el Salón de las Mujeres, en la Casa Rosada, que fue recibido con una ovación y vítores. «Somos el único país de América y casi del mundo que no maneja sus recursos naturales, pero hubo motivos más fuertes para tomar esta decisión», afirmó.

Tras la privatización de YPF en 1998, señaló, el país ha acabado convirtiéndose en «importador neto» de gas y petróleo, y aludió también a la «desnacionalización» a finales de los 90 como uno de los grandes «problemas» del país. La presidenta, que justificó la decisión de renacionalizar YPF al subrayar que en 2011 el país registró «por primera vez en 17 años» un saldo comercial negativo de combustibles, subrayó que ahora se conformará «una conducción de la empresa profesionalizada».

El actual ministro argentino de Planificación Federal, Julio de Vido, será el interventor de YPF durante el proceso de renacionalización y estará acompañado en la gestión de la empresa por el actual viceministro de Economía, Axel Kicillof.

«Trompa de elefante»

Aseguró que de haber proseguido esa política de «vaciamiento, de falta de producción y de exploración, prácticamente el país se tornaría en términos de crecimiento, de industria, en un país inviable, por políticas empresariales y no por falta de recursos, porque somos el tercer país, después de China y EEUU, en reservas de gas» y señaló que «la curva de reinversión de Repsol se parece mucho a la trompa de un elefante».

Fernández afirmó que la decisión adoptada ayer no es un «hecho inédito» y subrayó que los recursos pueden «ser administrado correctamente también por el Estado». «No estamos inventando absolutamente nada», agregó antes de insistir en la defensa de «la industria nacional».

Además, advirtió a las empresas extranjeras con intereses en el país, como «las telefónicas o los bancos», sobre la «necesidad» de que reinviertan en Argentina. «No se trata de un problema de rentabilidades, sino de reinversiones», manifestó.

El negocio de YPF representa algo más del 59% de la producción total de hidrocarburos de Repsol y alrededor del 40% de sus reservas.