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PERFIL | MARÍA SERVINI DE CUBRÍA

María Servini de Cubría, una juez «inmanejable» con un amplio y polémico currículum

A. L. | DONOSTIA

El nombre de María Servini de Cubría no deja indiferente a nadie en Argentina. Su nombre está ligado a importantes y polémicas actuaciones como en el caso de lavado de dinero proveniente del narcotráfico conocido como «Yomagate» e iniciado por el entonces juez de la Audiencia Nacional española Baltasar Garzón en 1991, durante el Gobierno de Carlos Menem. Su actuación le valió fuertes críticas, de las que se sigue defendiendo.

Un año después, volvió a estar en el ojo del huracán por censurar al cómico político Tato Bores por una sátira que iba a realizar sobre ella en su programa humorístico. En protesta por esa actuación, otros artistas y periodistas de la época la bautizaron como «la juez Buruburudubía es lo más grande que hay».

Antes de llegar al Juzgado de lo Criminal, fue juez de menores en plena dictadura, siendo la primera en restituir a sus familias biológicas a hijos de detenidos-desaparecidos. Resalta con orgullo que «los dos primeros chicos restituidos lo fueron en mi juzgado, Emilio Hueravillo en 1977 y Cecilia Méndez en 1976. Fui la única juez que atendió a las Abuelas de Plaza de Mayo en plena dictadura y ellas mismas pueden decirlo. Tenían una lista y fuimos buscando. Era lo que correspondía que hiciera», resaltaba en una entrevista concedida al diario argentino «Pagina 12» en 2002.

Fue también quien ordenó la detención de Emilio Massera e interrogó al exagente de la DINA Michael Townley sobre la muerte del general chileno Carlos Prats.

A su cargo tuvo, además, la investigación de la actuación policial del 19 y 20 de diciembre de 2001, que le costó el cargo al presidente Fernando De La Rúa.

Servini de Cubría se enfrentó en persona a la caballería, que había ocupado la emblemática Plaza de Mayo, a quienes exigió que se retirasen. «Estaba detrás de una de las columnas de la catedral cuando veo que la caballería empieza a arrastrar la gente que está sentada. Me pareció una escena tan horrorosa y espantosa, que no pude menos que salir de donde estaba y pedir, por favor, que pararan eso. `Estamos en estado de sitio', fue lo que me contestaron», recordó en un programa de la televisión argentina en el décimo aniversario de aquella revuelta popular que dejó una veintena de muertos.

«¿Sabes lo que pasa? Que soy inmanejable, a mí nadie me puede manejar», remarcó en una entrevista.

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