Persistir en el error desboca más el paro
Los datos del paro del primer trimestre del año facilitados por el Instituto Estatal de Estadística retratan una doble realidad. Por una parte, una subida generalizada en el número de parados y en la tasa de paro que no conoce descanso y, por otra, la constatación de que la política y la doctrina económica basada en la austeridad y los recortes es absolutamente destructiva. Hego Euskal Herria tiene 15.000 parados más en tres meses y supera ya el total de 190.000, situándose con una tasa de paro del 14,19% de la población. Los datos del Estado, a su vez, reflejan la existencia de 5.639.000 ciudadanos sin trabajo, con una tasa de paro del 24,44% y un incremento trimestral de 365.900 nuevos parados. El paro se desboca, la actividad económica real se desploma, todo ello en el contexto de una economía en depresión severa. Unos indicativos sin duda muy malos, agravados por unas políticas dañinas inspiradas por la doctrina de la austeridad, elevada ya a rango de religión de Estado.
En vez de estimular la economía mediante el gasto público como vía para compensar la caída de la demanda, algo que parece de sentido común y de manual en los estudios de Ciencias Económicas, recortar el gasto público al objeto de equilibrar el sacrosanto presupuesto solo empeora la depresión económica y empobrece de manera generalizada a la población. No solo los datos del paro, todas las evidencias indican que insistir en ello traerá consecuencias socialmente insostenibles. Tampoco es de recibo que el conocimiento de esa verdad no impida el tráfico de las mentiras y la explotación del miedo. «O los recortes o convertirse en Grecia», invocar a la confianza ciega en una recuperación a años vista, esperar el milagro económico... son elementos a confrontar, más acordes a la religión que a la economía.
Esas políticas y la doctrina que las inspira, a la vista de los datos y evidencias, deberían ser cortadas de cuajo. No hacerlo, persistir en ese error y permitir que se multipliquen, hará que la situación vaya de mal a peor. Hacia un desastre económico tan severo y como seguro.