Ayer era noticia el rey español porque volvió a su actividad en el Palacio de la Zarzuela. A los medios que cuando se trata de «Su Majestad» justifican lo injustificable y no ahorran en peloteo cualquier nimiedad les parece suficiente para doblar la cerviz.

«Abc», en su Enfoque, titulaba «Don Juan Carlos reabre su agenda oficial». Don Juan Carlos, porque al parecer solo hay uno y, por tanto, es el primero. Decía que «aunque el pasado viernes ya recibió al presidente del Gobierno, Don Juan Carlos no retomó hasta ayer su agenda de audiencias». Es decir que, aunque no tenía por qué hacerlo por estar convaleciente, hizo un gran sacrificio y recibió a Rajoy. Para que luego lo despellejen por una tontería sin importancia como ir a liarse a tiros con los elefantes de Botsuana. También informaba el de Vocento de que la esposa del Borbón, «Doña Sofía», presidió la Cumbre de Turismo, organizada por la CEOE, en la que el presidente de esa organización sin ánimo de lucro agradeció a la Corona su «apoyo incondicional» y demás melonadas.

Pero mientras que «Abc» era comedido en su peloteo, en «La Razón» Fernando Rayón, imitando la campechanía de Su Majestad, titulaba «Vuelta al tajo», y servidora se lo imaginaba a las seis de la mañana con el bocata bajo el brazo de camino al taller. El jabón comenzaba en la primera línea: «No hay nada que dé más sensación de normalidad institucional que ver retomar al Rey de España su agenda oficial». Ah, se trataba de retomar su agenda. Y tuvo un par de audiencias, una de ellas con el ministro de Exteriores de Emiratos Árabes Unidos, jeque Abdulá bin Zayed al Nahyan, por lo que el plumilla terminaba su pieza afirmando que «Nunca nos habíamos sentido tan hermanos de los árabes. Y es que la crisis, más que nunca, aprieta». El sentimiento de hermandad de algunos es directamente proporcional al volumen de negocio.

Y si «Abc» informaba de la participación de «Doña Sofía» en la Cumbre de Turismo de la CEOE, también «La Razón» le ofrecía una fotonoticia, y otra más a los Príncipes de Asturias, en la recepción a la junta directiva de la Asociación de Directivos de la Comunicación, con lo que ese diario se erigía en campeón del día del peloteo a la Corona española.