Egipto: matones «incontrolados» en campaña
A tres semanas de la primera ronda de las elecciones que dirimirán uno de los puestos más poderosos en el mundo árabe, la Presidencia de Egipto, donde los egipcios van a elegir a alguien cuyas responsabilidades no están todavía claras al carecer el país de una nueva Constitución, la violencia volvía a teñir de rojo las manifestaciones que, en este caso contra las ilegalizaciones de candidaturas, se habían organizado frente al Ministerio de Defensa. El balance: al menos 20 muertos y centenares de heridos, muchos de ellos tiroteados, acuchillados o apaleados. Y todo ello con un modus operandi que sigue un patrón ya familiar. A saber: bandas de matones vestidos de paisano, aparentemente «incontrolados» pero que cuentan con el plácet de los militares acantonados en las inmediaciones. «Incontrolados» que para los egipcios son protegidos y dirigidos por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas en el poder, en un intento de limpieza ideológica por métodos criminales para suprimir la revolución que un año después se mantiene activa y movilizada.
Estos ataques mortales no van a disuadir a los manifestantes y el peligro de una espiral violenta aún más trágica es cada día más real. Quizá sea aventurado afirmar que estos ataques orquestados y las inhabilitaciones de candidatos sitúan las elecciones al borde del caos, pero parece obvio que así, estas no serán un nuevo punto de partida.