En cuanto las audiencias dirigen su dedo pulgar hacia abajo, las cadenas televisivas obedecen al instante los designios y caprichos de la tiránica suma de cifras que suponen para ellas los telespectadores. Son multitud los ejemplos de proyectos que, a pesar de sus buenas expectativas, han sucumbido ante la dictadura de los shares. Buena prueba de ello fue la teleserie «Jericho» cuyas dos temporadas fueron emitidas por la CBS entre setiembre de 2006 y marzo de 2008. La cadena estadounidense decidió cancelarla tras los paupérrimos resultados que logró en su primera temporada, pero un grupo de irreductibles seguidores unieron sus esfuerzos para presionar a la CBS para prolongara su existencia. Fruto de este atrincheramiento, hubo una segunda temporada, pero, de nuevo, las cifras de audiencia fueron pobres y la CBS no mostró misericordia.

Para quienes no recuerden el argumento de esta serie que también fue emitida por el canal Tele 5, sus tramas giraban en torno a la historia de un pequeño pueblo de Kansas que sobrevive a un gran ataque nuclear contra veintitrés ciudades de los Estados Unidos. Los habitantes de Jericho avistan un hongo nuclear en el horizonte sin saber qué es lo que sucede, el lugar queda incomunicado, ni la radio ni la televisión ni los teléfonos responden, así que no saben si son los únicos que quedan con vida. Con el paso de los días, la gente va mostrando síntomas de estrés, descontrol, pánico ... el hombre saca lo peor de si mismo en situaciones límite y el otrora idílico pueblo se va transformando en un lugar violento, terrorífico y peligroso.

Cuatro años más tarde, Netflix ha incluido entre sus ofertas una tercera temporada de «Jericho». Para tal fin ha orquestado una ofensiva publicitaria encaminada a recuperar al reparto original y desarrollar una serie de tramas basadas en los cómics y libros que inspiró la teleserie original. El caos regresa a esa olvidada localidad polvorienta llamada Jericho.