Los talibanes lanzan un nuevo ataque en respuesta a la visita de Obama
Los talibanes atacaron ayer, en el primer aniversario de la muerte de Osama bin Laden, una residencia para extranjeros cerca de Kabul, causando al menos siete muertos, apenas unas horas después de la visita a Afganistán del presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
GARA | KABUL
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, conmemoró ayer el aniversario de la muerte de Osama bin Laden con un rápido viaje a Afganistán, donde firmó un pacto estratégico con su homólogo afgano, Hamid Karzai, y pronunció un discurso de corte electoralista en el que dijo a los estadounidenses que la guerra se está acabando.
«Compatriotas, hemos viajado durante más de una década bajo la nube oscura de la guerra. Aún aquí, en la oscuridad crepuscular de Afganistán, podemos ver la luz de un nuevo día en el horizonte», dijo Obama en un discurso televisado frente a vehículos blindados y una bandera de su país. «Este periodo de guerra empezó en Afganistán y aquí concluirá. Reconozco que numerosos estadounidenses están hartos de la guerra. No dejaré en peligro a estadounidenses ni solo día más de lo absolutamente necesario para nuestra seguridad nacional. Pero debemos poner fin a esta guerra de manera responsable», resaltó.
Obama visitó a los soldados durante una estancia de cerca de seis horas en el país y puso de relieve la muerte de Bin Laden, algo que su campaña para la reelección ha promovido como uno de los grandes logros de su administración.
«No solo hemos sido capaces de expulsar a Al Qaeda de Afganistán, sino que poco a poco y sistemáticamente hemos sido capaces de diezmar las filas de Al Qaeda, y hace un año fuimos capaces finalmente de llevar a Osama bin Laden ante la justicia», subrayó en medio de aplausos en la Base Aérea de Bagram, escenario hace unos meses de multitudinarias protestas por la quema de ejemplares del Corán por parte de soldados estadounidenses y por la que tuvo que pedir disculpas.
Poco después de pronunciar estas palabras, tres milicianos talibanes escondidos bajo burkas detonaron un coche bomba ante el llamado Green Village, un complejo protegido que alberga entre otros a empleados de la ONU, de la UE y de varias organizaciones no gubernamentales. Según indicó el Ministerio de Interior afgano, murieron 7 personas, incluido un guardia, y 18 resultaron heridas.
Los talibanes reivindicaron el asalto en respuesta a la visita de Obama. «Este ataque es para dejar claro cuál es nuestra reacción al viaje de Obama a Afganistán. El mensaje es que en lugar de firmar un acuerdo de asociación estratégica con Afganistán, debería plantearse sacar a sus tropas de Afganistán y dejar que los afganos reconstruyan su país», señaló el portavoz insurgente Zabiulá Muyahid.
A través de un comunicado anunciaron el comienzo de su ofensiva de primavera, cuyo «objetivo serán los inversionistas extranjeros y los altos cargos del régimen» e instaron a «salvaguardar la vida de los civiles».
La fuerza de la OTAN, dirigida por EEUU, mantiene todavía en Afganistán unos 130.000 soldados, de los cuales más de dos tercios son estadounidenses. La retirada está prevista para finales de 2014.
Pakistán decretó ayer el estado de alerta por el primer aniversario de la muerte de Osama Bin Laden en una operación de la inteligencia estadounidense. «Las fuerzas de seguridad tienen órdenes de extremar la vigilancia», señaló un funcionario paquistaní.
Varias embajadas occidentales pidieron a sus ciudadanos que evitasen los lugares públicos y limitaran sus movimientos ante el riesgo de atentados. El pasado año, en respuesta a la muerte del líder de Al Qaeda, una cadena de atentados reivindicados por el Movimiento Talibán de Pakistán (TTP) causó decenas de muertes en todo el país. Fuerzas estadounidenses abatieron a Bin Laden en su domicilio, situado en Abbottabad, a pocos metros de la mayor academia militar de Pakistán.
Ayer, en Quetta, al suroeste de Pakistán, más de 500 personas se concentraron en la plaza principal al grito de «larga vida a Osama» y portando retratos suyos, al tiempo que quemaron banderas estadounidenses.
«Es un héroe para el mundo musulmán. Fue un muyahidin y estará siempre en nuestros corazones», dijo a la multitud Abdul Qadir Looni, del partido religioso Jamiat-Ulema-e-Islam. IGARA
El embajador de EEUU advirtió que Al Qaeda «sigue presente» y aunque «nos estamos imponiendo, no podemos pensar que debemos traer la perfección porque eso es algo que deben hacer los afganos».