escalada | Apertura
Silvia Vidal, actividad en solitario en la Patagonia chilena
La escaladora catalana abre «Espiadimonis» (1.300 m, A4/6b) en la remota pared Serranía Avalancha. Fue del 8 de febrero al 10 de marzo, después de 32 días seguidos colgada en la tapia. Es la primera vía (segunda del paredón) que acaba en la cima.
Andoni ARABAOLAZA
Algunos conceptos y filosofías cambian y otras, en cambio, perduran. Según desde dónde se mire, la reflexión puede tomar direcciones radicalmente opuestas. Por ejemplo, Sílvia Vidal sigue en sus trece. El guion de la escaladora catalana apenas cambia. Le va lo de escalar en solitario, en tapias de compromiso, abrir largos y duros itinerarios, escoge lugares con plena soledad, sin tecnologías a mano... Y, como siempre, para ella el estilo es el quid de la cuestión. Sí hay un resultado deportivo, léase dificultad y graduaciones, pero la aventura con estilo es la seña de identidad de Vidal.
Lo ha demostrado nuevamente en un escenario desconocido de la Patagonia chilena. En la pared Serranía Avalancha ha abierto en solitario «Espiadimonis», una ruta de 1.300 metros y dificultades de A4/6b.
Fue entre el 8 de febrero y el 10 de marzo; en total, 32 días seguidos colgada de la pared. La propia escaladora nos daba a conocer detalles de su última actividad a través de su web www.vidalsilvia.com. Así pues, le dejamos a la protagonista que nos cuente en primera persona lo vivido durante su apertura.
Patagonia chilena
«Os escribo para informar de la última actividad que he realizado. Se trata de una nueva ruta en la pared Serranía Avalancha, en la Patagonia chilena. Se llama «Espiadimonis» (libélula, en catalán) y tiene una graduación de A4/6b y 1.300 metros de recorrido hasta donde la pared pierde verticalidad, y luego 200 metros más de desnivel hasta la cumbre (máx. IV+), de terreno más fácil con algún tramo de nieve.
Tras fijar los primeros 350 metros hasta lo que sería el campo 1 de pared, permanecí 32 días colgada en la pared en solitario, sin bajar (del 8 de febrero al 10 de marzo).
Para los rápeles (por la misma ruta), fueron necesarios 3 días. De los 32 días, 16 fueron de permanencia en la hamaca sin ser posible escalar o realizar maniobras.
En cuanto a la actividad en sí, comentar que se trata de una pared que surge de un lago, que había que aproximar con barca (hinchable) y que ya existe una ruta en esa pared («Araucania»), pero que no llegaba a la cumbre, que era virgen.
La aproximación es por selva valdiviana, siendo necesario abrir con machete para ir encontrando los rastros de `camino'. Unas 8 horas con peso, si se conoce por dónde ir, cruzando un par de ríos bravos.
En la subida contraté a dos escaladores que me ayudaron con los porteos, hicimos dos porteos, cada uno de 25 Kg. Para el descenso realicé cinco porteos de 25 kg sola.
Aparte de los datos numéricos quisiera comentar un poco la vivencia; fueron casi dos meses sola en la zona. Llovió un montón, cosa que allí es normal. Las lluvias torrenciales pueden durar días, con lo que la pared se transformaba en una especie de barranco de río por el que caían cascadas impresionantes [echad un vistazo al corto vídeo de la web], que hacían imposible escalar o realizar cualquier tipo de maniobra, de allí los 16 días (no consecutivos) que pasé en la hamaca sin poder salir.
Cuando llovía no era posible rapelar por algunos de los tramos de la ruta, así que las dudas de si podría hacer cumbre o si podría rapelar eran frecuentes.
Como siempre, iba sin ningún medio de comunicación; ni teléfonos, ni radio, ni partes meteorológicos.
Una vez terminada la vía empecé con los desporteos, que me llevaron una semana. Ahí es donde pasé el mayor miedo, pues uno de los ríos que a la subida habíamos cruzado con el agua a media pierna era totalmente infranqueable. Tuve que esperar 4 días hasta poder cruzarlo y tuve la gran suerte de que en tres días consecutivos no llovió, con lo que bajó considerablemente el nivel del río.
Hay un montón de situaciones y anécdotas a contar de esos casi dos meses y de las características de la zona, esto solo son en grandes rasgos los datos de esa experiencia, en la que lo de menos fue la escalada.
Durante los tres días de rápeles tuve un montón de problemas por cuerdas enganchadas, con lo que tuve que cortar cuerda en un par de ocasiones y allí quedó. Hice todo lo posible para recuperarla: repetir el largo, colgarme de ella..., nada funcionó. Lo digo porque para mí eso es basura que quedó allí.
Comentar también que al borde del lago hay restos de una cabaña antigua y que en ella encontré basura también. Por lo poco que se ha frecuentado esa zona, me pareció demasiada. Creo que son estas cosas a las que deberíamos dar realmente importancia».