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SEGUNDA B | Empate en Mendizorrotza

Aferrados a la esperanza

El Alavés tuvo que remontar por partida doble para poder sumar un punto ante un Mirandés superior. El tropiezo del Amorebieta mantiene vivos a los albiazules, que se la jugarán en la última jornada.

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ALAVÉS 2

MIRANDÉS 2

GARA | GASTEIZ

El Alavés rozó el k.o., pero reaccionó a tiempo para llegar con vida al último asalto. Mínima, porque los tres puntos de desventaja que mantiene respecto al Amorebieta le obligan a ganar y esperar el tropiezo de los vizcainos. Pero vida, a fin de cuentas, que fue inexistente durante buena parte del encuentro que le enfrentó al campeón del grupo, que se adelantó en el marcador en dos ocasiones.

Los albiazules no estaban para concesiones y salieron a por todas, pero se toparon desde el principio con la superioridad de un Mirandés que, jugando al cincuenta por ciento de sus posibilidades, manejó el partido a su antojo. Con el personal todavía sin tomar asiento, el equipo de Carlos Pouso ya se hizo dueño del esférico y del partido. Y del marcador porque apenas habían transcurrido siete minutos cuando Pablo Infante llegaba en slalom por la izquierda y recorría toda la frontal para acabar enviando un gran chut que se convirtió en el 0-1. Rangel, providencial en un mano a mano con Mujika, evitó que la diferencia creciese. Mientras tanto, un Alavés sin personalidad se limitaba a correr tras el balón, persiguiendo a los rojillos como si fueran fantasmas. Aún así origió un par de ocasiones, a cargo de Salcedo y Casares, que le reactivaron en cierta medida. Y aunque hubiera más corazón que cabeza en el empeño, coincidió con el pasito atrás de su rival. El marcador no tardó demasiado en reflejarlo, gracias a un remate de Palazuelos.

Pero todo seguía dependiendo del Mirandés, que parecía acelerar y desacelerar a su antojo. En la recta final del primer tiempo volvió a apostar por lo primero y su anfitrión lo acusó de nuevo. Esta vez fue Mujika el que dejó en evidencia a la zaga local en un saque de esquina.

En el arranque de la reanudación, Mendizorrotza parecía más un funeral que un estadio de fútbol. Son demasiados disgustos esta temporada y la cosa parecía marchar por ese mismo camino. Granero movió banquillo, pero el efecto fue prácticamente inapreciable. Incluso la marcha de Indiano dejó mayor control del juego en manos del Mirandés que, sin embargo, con el paso de los minutos se fue dejando llevar.

Los gasteiztarras, por fortuna, lo aprovecharon, volviendo a restablecer el empate en su primer remate de la segunda parte. Y lo que es mejor, creyeron en la remontada, aunque en la recta final el gol local estuvo tan cerca como el de los visitantes, que solo parecieron dar por definitivamente buena la igualada en los ultimísimos minutos, ya en inferioridad numérica por la expulsión de Garro.

Cara y cruz

La 37ª jornada se completó con dos encuentros de signo opuesto. El Lemona abandona el farolillo rojo tras imponerse a la Gimnástica Segoviana (1-2). Fran Dorado adelantó a los castellanos y Suárez y Orbegozo voltearon para la escuadra cementera. El Bilbao Athletic, por su parte, cayó por la mínima en Palencia (1-0), condenado por un gol de Dani al borde del pitido final.

 

David Rangel

Vital en la consecución del punto. No pudo hacer nada en los dos goles visitantes pero, a cambio, abortó otro par de ocasiones claras del Mirandés. Dio seguridad al equipo.

 

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