Tere Sáez Técnica de Igualdad
Islandia, las mujeres y la aurora boreal
La ambición desmedida de sus banqueros y la ilusión de alcanzar una riqueza repentina llevaron al país nórdico a la bancarrota casi total, de la que ahora resurge gracias a un nuevo liderazgo, dominado por las mujeres en casi todos los órdenes y guiado por un concepto clave: la sostenibilidad. Las mujeres se han hecho cargo del país y lo han arreglado.
Se han adueñado de las palancas del poder, y lo han hecho en los ámbitos que más importan, en los que más influencia se ejerce sobre el destino nacional: el Gobierno, la Banca y, en creciente medida, las empresas.
Las cosas podrían estar mejor, es verdad. La deuda hipotecaria de la gente corriente sigue siendo elevada, las inversiones son bajas y hay desempleo (justo por debajo del 7%), pero las cifras apuntan a un grado de solidez casi inimaginable hace tres años. El presupuesto estatal está casi equilibrado, las exportaciones superan a las importaciones, la moneda es estable y, el año pasado, el FMI publicó un informe halagüeño.
La época del capitalismo de enriquecimiento rápido se ha terminado. La palabra clave, hoy, es sostenibilidad, y todos los partidos de Islandia la repiten. Y la sostenibilidad, en opinión de la ministra Jakobsdottir, es un concepto más femenino que masculino. Lo que han aprendido desde entonces es que si quieren permanecer alejados de la crisis y construir, hay que pensar no en el futuro inmediato, sino en los próximos diez o veinte años. Construir la economía pensando a largo plazo, de manera fiable y segura. Las mujeres piensan en esos términos porque está en su naturaleza.
Desde Margaret Thatcher, se insiste en que las mujeres en puestos de poder son, por necesidad, damas de hierro, que triunfan a base de pensar como hombres. Ahora, en Islandia se trata de ver si los hombres empiezan a pensar más como mujeres o, mejor dicho, teniendo presente el cuidado y la sostenibilidad de la vida. Por ejemplo, en la discusión sobre el empleo. Los hombres se centran en cosas como la industria del aluminio. Ellas hablan de los sectores creativos, llegando a la conclusión de que las artes -en especial la música y la literatura- aportan tanto dinero al país como la extracción de aluminio. Y con ello, han cambiado la naturaleza de la discusión.
En Islandia, las mujeres no tienen que escoger entre el trabajo y la familia. Tanto desde el punto de vista cultural como desde el de las leyes del Estado sobre custodia de los hijos y permiso de maternidad o paternidad, las mujeres islandesas han avanzado más que nadie. Según el último informe del Fondo Económico Mundial sobre igualdad de género, Islandia ocupa el primer lugar del mundo. ¿Por qué no tomamos este ejemplo para nuestras vidas?