La victoria del candidato del PS, François Hollande, en el Estado francés ha sido percibida en la prensa hispana como cambio o como incertidumbre, referida esta al futuro del pacto de estabilidad fiscal impuesto por Angela Merkel y Nicolas Sarkozy.

«Abc» titulaba en primera «Victoria de Hollande, incertidumbre en Europa», y en su editorial afirmaba que «La mayoría del electorado galo ha preferido escuchar los cantos de sirena del candidato socialista». Ya sabemos que si por los de Vocento fuera, habría salido de nuevo lo que a los electores de estado vecino les sonaba bastante más estridente. Y después se refería a las consecuencias de esa victoria en el Estado español: «Para Rajoy, la llegada al poder en Francia de un socialista cuyo primer objetivo es la renegociación del pacto de Estabilidad puede plantear una dificultad añadida para vencer las reticencias de las administraciones autonómicas -y no solamente las socialistas- a continuar con las reformas y los recortes». Al final, su gran problema son las autonomías, y no las socialistas precisamente.

También «La Razón» editorializaba sobre ese asunto, afirmando que «Francia cambia el paso», lo que está por ver, si bien justamente ese es el sentido del voto mayoritario de los ciudadanos de ese Estado. El editorialista hablaba de reequilibro ideológico del eje franco-alemán y aseguraba que el resultado electoral «pone sobre la mesa otras recetas para afrontar la crisis», y que algunas de las repercusiones que tendrá en el Estado español relativas al ajuste fiscal «paradójicamente podrían beneficiar a la política de ajustes de Rajoy. Uno de los ejes de la campaña de Hollande ha sido, precisamente, la defensa de los estímulos públicos para crear empleo y contrarrestar así los efectos negativos del rigor presupuestario impuesto por Angela Merkel como filosofía general para la eurozona». Ya, lo que pasa es que cuando ese rigor afecta a los demás, como a las griegas y griegos, a ese diario le parece muy bien, pero para la España de Rajoy resulta excesivo.

Y precisamente el duro castigo recibido por las formaciones griegas partidarias del plan de rescate de la UE y el FMI era recibido por «La Razón» como una amenaza para la eurozona, y aseguraba que «La fragmentación del Parlamento heleno pone en aprietos la gobernabilidad y amenaza con tiempos de más incertidumbre y turbulencias». ¿Qué les va a explicar a los griegos de incertidumbre y turbulencias?