El terremoto en Bankia sacude un sistema financiero español en situación de socorro
El Banco de España y el Ministerio de Economía preparan un plan de rescate del tercer banco más grande del Estado en número de activos, Bankia. Mariano Rajoy dijo que no sería necesario más dinero público para los bancos. Ahora se desdice. Pretendió camuflar la verdadera situación límite de los bancos -que preocupa en toda Europa, que las agencias de calificación siguen degradando y que prevén irá de mal en peor- en un mar de fusiones. Ya no puede seguir fingiendo. Bankia, que incluye la antigua Caja Madrid y la valenciana Bancaja, ambas feudos del PP, y que era dirigida por Rodrigo Rato, exministro de Aznar y exresponsable del FMI, es hoy un exponente claro de lo que muchos analistas internacionales denominan «el otro hundimiento del Titanic» -en referencia al sistema financiero español-.
Rato se va cobrando una millonada. Y el dinero de los ciudadanos no va a educación o a sanidad, sino al rescate de bancos y banqueros. Una práctica sin vergüenza, un ataque a los bienes colectivos en toda regla. Pero esa medida, por sí misma, equivale a reponer las tumbonas en el Titanic. Reflotarlo así es misión imposible. Y a ese coste social, mejor apostar por su hundimiento.