La muestra, titulada «Jose Ramón Anda. Formas contra el tiempo» y presentada ayer con la presencia del artista, está formada por cuarenta piezas en madera y metal (bronce preferentemente) realizadas entre 1974 y 2012 de forma paciente y artesanal.

Anda (Bakaiku, 1949) es un creador nacido en el seno de una familia de ebanistas que, desde muy temprano, tuvo contacto directo con las cualidades escultóricas de la madera, desde el roble y el castaño de los árboles de su tierra navarra hasta el boj y el cerezo.

El escultor ha desarrollado una obra considerada por los críticos de base orgánica, dada su preferencia por trabajar con la madera, y de estilo abstracto, en la que los planteamientos espaciales y racionales generan formas limpias, nítidas y equilibradas. La exposición, comisariada por el pintor también navarro Javier Balda y ubicada tanto en el exterior de la pinacoteca bilbaina como en distintos lugares de su interior y en la sala 33 de la segunda planta, se divide en cinco apartados.

El primero de ellos está dedicado a sus piezas monumentales, entre las que destacan el bronce «Kirolari Zaharra» (Viejo deportista), ubicado en el exterior del museo, y las maderas «Atariaren Besarkada» y «Miracielo segoviano».

Un segundo grupo lo conforman las dieciocho piezas de pequeño tamaño que forman parte de la serie «Quiero hacerme mayor» y que son estudios a pequeña escala de obras pensadas para ser producidas a gran tamaño con el objeto de exhibirla en lugares públicos.

Estas piezas se muestran sobre una gran mesa de hierro, de diez metros de largo, construida ex profeso para servir de gran plataforma de exhibición a estas miniaturas.

Otros conjuntos de obras son las formadas las series «Planos cruzados», realizadas en madera de nogal, y «Troncos huecos», confeccionadas, como su nombre indica, con varios ejemplares extraordinarios de tronco de roble centenario.

El escultor manifestó que para él la escultura es una pasión y un pulso con los materiales que utiliza, batalla de la que nunca sale satisfecho.