Mirandés, Ponferradina y Eibar siguen esperando al cuarto representante del Grupo II en el bombo que el próximo lunes decidirá los primeros emparejamientos del play-off de ascenso. La penúltima jornada ha eliminado a un candidato, el Logroñés, pero habrá que esperar hasta el último suspiro para saber si ese billete queda en manos de Amorebieta o Alavés.

Dos proyectos diametralmente opuestos -presupuesto, historial, instalaciones o masa social les sitúan en los dos extremos de la tabla- que han acabado compartiendo objetivo. No ha cambiado el del Alavés que, con renovación institucional incluida, comenzaba la temporada con la única meta de meterse en la promoción de ascenso. De solventarla con éxito, incluso, consciente de que la viabilidad del club tendrá muchas menos posibilidades si no abandona el pozo de Segunda B.

Poco tienen que ver sus circunstancias con las del Amorebieta, que compite por primera vez en esta categoría, con un presupuesto limitado y un objetivo inicial considerablemente más modesto que el de la escuadra gasteiztarra. Pero el destino ha querido que ambos afronten los noventa últimos minutos de la temporada con la misma intención, situarse entre los 16 mejores equipos de la categoría de bronce. Aunque unos lo hagan desde la obligación y otros desde la ilusión.

Lo reconocía nada más concluir el encuentro frente al Mirandés Avelino Fernández de Quincoces. «El objetivo era y es entrar en el play-off, es lo mínimo que se merece esta afición», aseguraba el presidente albiazul, que insistía en su contrariedad por no poder ofrecer una «satisfacción» a la hinchada. «Estamos obligados a dársela. Lo que más me frustra es no poder satisfacer esa necesidad, casi una obligación, de dar a la afición lo que se merece».

Inesperado

Una perspectiva muy diferente de la de Joseba Barrenetxea, que sustituye la «obligación» por la «ilusión». Reconoce el presidente del Amorebieta que, una vez llegados a este punto, y teniendo en cuenta que a su equipo le bastaría un empate en la última jornada para asegurar la cuarta plaza, escocería muchísimo perderla. Pero la reflexión, pasado ese disgusto inicial, sería forzosamente positiva. Muy positiva, en realidad. «Sin duda. El principal objetivo, el único a principio de temporada, era la permanencia. Lo que pasa es que los chavales y los técnicos han estado sobresalientes y se consiguió con mucha holgura. Y una vez que llegamos a los puntos de salvación, viendo que estábamos ahí, el siguiente paso era ir sumando, partido a partido, pero sin fijarnos metas concretas. Lo que pasa es que el equipo ha seguido ofreciendo un rendimiento muy alto. Tanto que aquí estamos, donde nadie pensaba al principio».

Una temporada excepcional que, de hecho, ya ha asegurado al cuadro vizcaino un premio, además del de la permanencia. «Como mínimo seremos quintos, así que la próxima temporada jugaremos la Copa. Pero claro, llegados aquí, iremos a Lemona con toda la intención de ganar». Y sin miedo a que la presión -que hasta ahora no ha afectado lo más mínimo a los azules, precisamente porque sus planteamientos iniciales ya se han superado sobradamente- pase factura en esta última jornada. «No tengo el menor temor en ese sentido. Porque el equipo está más ilusionado que presionado, pero sobre todo porque nosotros en los partidos clave, en los partidos muy difíciles, hemos dado la cara. Por ejemplo en este último ante el Logroñés, estuvimos a la altura y tuvimos ocasiones para ganar. Ellos también, pero el que más cerca estuvo de la victoria fue el Amorebieta. Y en otros partidos difíciles e importantes de la temporada ha pasado lo mismo. En Urritxe levantamos un 0-2 contra el Alavés, el otro día en Lezama... No tengo dudas de que daremos la cara».

En un partido que también prevé complicado. Y es que el Lemona, con el que los zornotzarras mantienen una viva rivalidad, se despide de la categoría en su campo. «En realidad todos los partidos están siendo complicadísimos en esta recta final. Ese lo será, como lo será el de Torrelavega para el Alavés y para la Gimnástica. Pero iremos con la tranquilidad de saber que lo estamos haciendo bien, de que dependemos de nosotros mismos y de que incluso el empate nos vale».

Mucho tomate

En el resto de grupos también hay equipos que llegarán a la última jornada peleando por los últimos billetes para el play-off. El mayor tomate lo tienen montado en el Grupo III, donde solo está decidido el nombre del campeón, Atlético Baleares, que también es el único que tiene asegurada su presencia en la pelea por el ascenso. Nada menos que cinco equipos pelearán el domingo por hacerse con las tres plazas restantes: Orihuela, Llagostera, Huracán Valencia, Badalona y L'Hospitalet.

En el Grupo I, Real Madrid Castilla, Tenerife -el último en asegurarse la clasificación- y Lugo ya saben que estarán en el bombo. Albacete, Atlético de Madrid y Oviedo buscarán el cuarto puesto. También falta por decidir el último billete en el Grupo IV. Solo optan ya Jaén y Melilla, con Cádiz, Linense y Lucena clasificados.